Opinión
Montero dicta sentencia
La vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero Cuadrado. | Marta Fernández - Europa Press
En un nuevo alarde de ignorancia o mala fe, la charo mayor del reino, María Jesús Montero ha decidido darle un sablazo a uno de los pilares del Estado de Derecho: la presunción de inocencia. ¿La excusa? El caso Dani Alves, recientemente absuelto de un delito de agresión sexual según la sentencia dictada por cuatro magistrados (tres de ellos, mujeres). Montero, con esa superioridad moral y el estilo barriobajero que le caracteriza, afirmó que la presunción de inocencia no puede estar por encima del relato de la denunciante. No importa que el relato haya quedado desmentido por las pruebas biológicas y las cámaras de seguridad o que la sentencia recurrida presente «vacíos, inconsistencias y contradicciones».
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L’article és un exemple clar de com es pot desvirtuar una polèmica per reforçar un relat ideològic molt determinat. Lluny de buscar una anàlisi rigorosa de les paraules de la vicepresidenta Montero, el text opta per una lectura hiperbòlica i esbiaixada, amb la intenció de convertir una relliscada comunicativa —reconeguda i matisada posteriorment per la pròpia ministra— en una amenaça estructural contra l’Estat de Dret. La crítica legítima ha de permetre’s ser precisa i honesta. Quan es descontextualitza una frase per convertir-la en una prova irrefutable d’autoritarisme, es deixa de fer periodisme d’opinió per entrar en el terreny de la propaganda. I això, precisament, sí que és una amenaça real: a la veritat i al debat democràtic.