Opinión

Los nuevos bárbaros

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La quema de contenedores en Ibiza se está haciendo viral. ¿Es la nueva moda de unos gamberros con muy mala leche o simple entrenamiento de aspirantes al terror? ¿Son pirómanos urbanos o perturbados mentales a los que castigaron duramente en la infancia por jugar con fuego? Lo único claro es que son actos peligrosos para el vecindario que, además de una peste tóxica, causan numerosos daños.

Presumimos tanto de un sistema educativo que, sospechamos, cada vez tiene menos que ver con la buena educación. Cortesía y sentido común, empatía, valores, dignidad, cultura, sensibilidad, el dorado humanismo…se van por la cloaca cibernética de una peña tan creciente como limitada que no sabe vivir sin telefonino o los likes al onanismo mental que cuelgan en sus redes antisociales. Bienvenidos a la neo ansiedad del siglo XXI.

Ayer mismo rescaté libros de los dos Machado, Baudelaire, Whitman, Safo, Salinas, Santayana, Celaya, Cernuda, Maalouf, Bergamín, Colette, Cela, Valle Inclán…que unos hombres contratados para cierta mudanza tiraban a la basura; también discos de la Callas y Pradera, Camarón, Chavela y José Alfredo, Beethoven y Vivaldi….Joyas del genio humano en perfecto estado, deliciosas para el gourmet de sabiduría y belleza. Los de la mudanza debieron juzgarme cual buhonero con síndrome de Diógenes y uno me dijo: «¡Pero si lo encuentra todo en internet!». Claro, como los nuevos bárbaros encuentran instrucciones para sus bombas caseras...    ¿No hubiera sido mejor que quien ordenó la quema de esos libros los hubiera dejado en algún banco en la calle, en la mesa de un bar, a la puerta de un colegio?

El barbarismo se torna contagioso. Tanta gilipollez, grosería, egoísmo, sectas de pacotilla, manuales de tristes cabestros, aspirantes al crimen porque se aburren mortalmente en la vida, ¡bah!, esclavos de su atroz mediocridad, incapaces de hacer poesía.