Opinión

Pere Palau: el triunfo de la sencillez

Pere Palau.

TW
1

Esta semana hemos despedido al histórico Pere Palau, uno de los últimos exponentes de una generación de políticos ibicencos más centrados en la gestión que en el marketing. Pere Palau lo fue todo: concejal, teniente de alcalde, conseller, diputado, vicepresidente del Parlament y presidente del Consell. Vivió lo mejor y lo peor de la política: desde proyectos que transformaron Ibiza hasta quedarse a un puñado de votos de revalidar la presidencia en 2007. Fue el último presidente del Consell Insular d’Eivissa i Formentera en una etapa marcada por el progreso económico y la eclosión de nuestro modelo turístico.

Su perfil era el de un empresario con visión que quiso trasladar la eficacia de la gestión de la empresa privada a la mastodóntica administración pública. En lo que respecta a su carácter, Palau estaba en posesión de la característica bonhomía y el talante de la payesía que le vio nacer en Sant Miquel con un pellizco de la sana picardía y el ingenio que caracteriza a la gente del campo. Esos fueron los ingredientes que le hicieron ganarse no sólo el favor de sus compañeros de partido, sino el aprecio de los ibicencos que creyeron en él. Prueba de ello son los varios centenares de personas que acudieron a su capilla ardiente en el Consell para dar el último adiós a su presidente.

Nos deja un referente discreto que supo llegar a la política y salir de ella con elegancia, sin estridencias y poniéndose a disposición de los suyos; que supo conectar con el campo y la ciudad y que encaró los desafíos con valentía y determinación. Palau era de esos políticos que no necesitaban redes sociales, sino que con la «camia cipada» y un firme apretón de manos se ganaba la confianza de los vecinos con llana naturalidad. Molts anys de vida.