Desde hace meses, por no decir años, se está planteando el debate sobre la saturación turística en Balears. A falta de propuestas demasiado concretas, y aparte de limitar la presencia de vehículos de alquiler en Ibiza, es llamativo que el foco sobre la saturación no se haya puesto sobre Aena, la empresa pública que gestiona todos los aeropuertos de Balears y del resto de España.
Este mismo periódico publicaba hace unos días que el número de plazas de avión de cara a la Semana Santa ha aumentado más de un 40 por ciento respecto al pasado año, si bien es cierto que la Pascua en esta ocasión está más próxima al verano y, por lo tanto, el buen tiempo es un gran aliciente para aquellos turistas que quieren visitar la isla.
Sin embargo, las previsiones para este verano también son al alza en el aeropuerto de Ibiza. Aena informó hace menos de un mes que durante este año se volverá a batir un récord de pasajeros. Las aerolíneas ofertan 9,4 millones de asientos en la temporada de verano, lo que representa un incremento del 2,3% en comparación con la pasada campaña.
Por lo tanto, parece seguro que llegarán más turistas a Ibiza y se repetirá el debate sobre saturación, carreteras colapsadas, además de lamentarnos durante gran parte del verano que las playas no van a poder ser disfrutadas por los residentes.
Podemos darle la culpa de la saturación a la oferta turística ilegal, a los pisos no regulados, o incluso a los propios turistas por atreverse a venir a Ibiza en julio o agosto en lugar de hacerlo en octubre o noviembre, pero la realidad es que nadie habla de Aena, de su capacidad para cambiar la actual dinámica de alcanzar un récord detrás de otro en materia turística.
No entiendo el motivo por el cual nadie se dirige a Aena y le pide formalmente que limite, o incluso reduzca, la programación de aviones en el aeropuerto de Ibiza. Tampoco es necesario llegar a los 10 millones de pasajeros en temporada de verano y el sentido común dice que 8 o 9 millones serían más que suficientes para garantizar el sostenimiento de la economía ibicenca.
Por supuesto, evitemos seguir dando la culpa de la actual situación de la saturación a los turistas, que optan por pasar sus vacaciones allí donde pueden desplazarse y donde encuentran alojamiento.
Más allá del debate político que centra todas las sesiones en la Cámara balear desde hace meses, igual se podría llegar a la conclusión que Aena tiene la herramienta necesaria para poner fin a la saturación. Aunque no olviden que Aena es una empresa pública que también aspira a lograr un rendimiento económico. Y cuánto más pasajeros lleguen a Ibiza, mejor para Aena. Quizás ese es el gran problema y por ello nadie pone el foco en la empresa pública.
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