Joan Boned Roig
Joan Boned Roig

Exconseller de Territori, Energia i Mobilitat del Govern Balear

Opinión

Saturación turística y vivienda

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Sin duda, saturación turística y vivienda van claramente ligadas. En el caso de la saturación, está siendo objeto de debate últimamente y se están haciendo muchas declaraciones en relación a la misma; en cuanto a la vivienda sigue siendo el más grave y preocupante problema al que debemos hacer frente en nuestras islas. No cabe ninguna duda de que la saturación turística viene de la mano del uso fraudulento de todo tipo de viviendas residenciales que se están utilizando para algo muy distinto para lo que en su momento fueron construidas. Evidentemente, esta situación agrava notablemente la problemática de la vivienda.

Entre tanto, las diversas fuerzas políticas siguen con sus estériles guerras particulares a la hora de plantear y ejecutar medidas para hacer frente a ambas situaciones. Unos y otros siguen sin darse cuenta de que individualmente y por separado han demostrado y siguen demostrando que son incapaces de plantarle cara a ambos problemas y mucho menos de solucionarlos. Las posturas de aislamiento del rival y el empeño en hacernos creer que las propuestas que cada uno plantea son las únicas validas, acaban en lo mismo de siempre, charlatanería a raudales y nula efectividad. Y mientras, los problemas siguen creciendo.

Ya se va perfilando el inicio de una nueva temporada estival y, por supuesto, ya empieza a notarse en la calle. Y empieza a notarse por los trabajos de preparación de todos los sectores vinculados al turismo ante la inminente llegada de miles de turistas, pero también empiezan a verse detalles que resultan preocupantes y que nos hacen presagiar situaciones poco deseables ya vividas antes. Cada vez se están viendo de nuevo más caravanas aparcadas en las calles. Se trata de viviendas rodantes en las que cientos de personas se ven obligadas a vivir durante meses unos y durante todo el año otros, por no poder acceder a una vivienda a pesar de tener un trabajo y por lo tanto un sueldo.

Llega una nueva temporada turística y nada ha cambiado. Seguimos con los mismos problemas que el año pasado y en la mayoría de casos agravados. Unos hablan de masificación y de la necesidad de poner coto a la misma, llegando a constituir mesas de trabajo para aportar soluciones, pero transcurrido un año nada se ha hecho. Otros son reacios a apoyar las medidas del rival político, responsabilizándoles de todo lo que está ocurriendo, sin querer hacer el menor ejercicio de autocrítica.

Parece mentira que entre todos no sean capaces de entender que nadie puede pretender no ser responsable de la actual situación. La problemática de la saturación turística va directamente ligada a las ansias especulativa de todos los propietarios de viviendas, sean o no grandes tenedores, que por la avaricia de ganar 1.000 en lugar de 600 decidieron prostituir sus propiedades, desvirtuando el uso para el que fueron construidas, el uso residencial.

Pero la responsabilidad no es solo de los propietarios; la responsabilidad la comparten con los políticos que hace algunos años decidieron dar apoyo a este fraude en el uso de las viviendas residenciales. Todos, fueran del color que fueran, prefirieron aceptar la incorporación de dichas viviendas al negocio turístico esperando con ello no perder votos y no fueron capaces tan siquiera de vislumbrar lo que se nos podía venir encima. Ahora que todo se les ha ido de las manos, son incapaces de ponerse de acuerdo en lo más urgente y esencial, hay que recuperar el orden de las cosas, el negocio turístico debe ir por un lado y el sector de la vivienda residencial por el suyo. Cada uno debe tener sus reglas y aceptar y respetar unas reglas propias para cada sector. Hay que acabar de una vez por todas con el libertinaje del negocio turístico, por mucho que los propietarios quieran disfrazarlo de otra cosa. El alquiler turístico es un negocio y por tanto una actividad económica parasitaria y que debe eliminarse.

Y no es cierto que tal reivindicación sea abanderada solo por el sector hotelero, que en principio podría considerarse el más perjudicado; también apoyan la necesidad de acabar con la especulación de la vivienda residencial a través del alquiler turístico desde la Universidad de les Illes Balears, donde un sector del profesorado reclama la necesidad de erradicar lo que denominan «especulación inmobiliaria».

Ya está bien de marear la perdiz con supuestas y maravillosas propuestas para atacar un problema que crearon los mismos que ahora son incapaces de resolverlo. No hay soluciones milagro, ni hay necesidad de inventar nada nuevo, basta con recuperar la sensatez de hace unos veinte años, cuando cada cosa tenia claramente establecido su uso y no se permitía la intromisión de un sector en el otro. Con el uso residencial de las viviendas también se puede obtener un beneficio, sin necesidad de especular con avaricia. Las viviendas han de ser para los residentes y trabajadores y mientras, que los turistas sigan viniendo y ocupando las miles y miles de plazas hoteleras.