A cuenta de la reciente reunión con el president del Consell y los alcaldes de la isla para tratar y debatir sobre tres de los principales problemas a los que nos enfrentamos y que requieren de soluciones del Gobierno de la Nación, pensé que para acordar hace falta la disposición de todos y hay que tener el coraje para transigir en las propias posiciones buscando el punto de la mutua avenencia para avanzar. Si no se hace así, es muy difícil.
Y al hilo de lo anterior, he recordado también estos días que se cumplen 10 años de la Ley 5/2015 de simplificación y racionalización normativa de las Illes Balears, la primera ley autonómica de simplificación -ahora que se habla tanto- y que aprobamos de forma unánime en marzo de 2015 siendo un Govern con mayoría absoluta, pero con el trabajo incasable de Lourdes Aguiló (PSOE) y Miquel Àngel Mas (Més per Mallorca). Y la Ley 14/2014 de finanzas de la CAIB, aprobada por el mismo Govern y ampliamente respaldada con el trabajo de Joan Boned (PSOE) y Biel Barceló (Més per Mallorca); la Ley 3/2014 del sistema de financiación definitivo de Consells Insulars, aprobada con el acuerdo de los Consells del PP (con María Salom, Vicent Serra y Santi Tadeo) pero también por el Consell de Formentera gobernado por Gent x Formentera con Santi Ferrer y Bartomeu Escandell. O la Ley de Capitalidad de la ciudad de Eivissa acordada con Xico Tarrés (PSOE) y Aitor Morrás (Podemos) y aprobada con acuerdo en el Parlament. Todas ellas fueron ejemplo de transigencia y de coraje de representantes públicos para acordar en beneficio de los ciudadanos de nuestras islas.
Más adelante, recuerdo en el Congreso de los Diputados la aprobación de la Ley 9/2017 de Contratos del Sector Público a la que se presentaron 1.080 enmiendas parciales y los ponentes conseguimos transaccionar 975 y sacar la Ley sin ningún voto en contra, pese a la enmienda a la totalidad inicial de Podemos y el relevo en la dirección socialista a medio camino con el cambio de Javier Fernández por Pedro Sánchez. Ahí jugó un papel fundamental la -en aquel momento- nueva portavoz del Grupo Socialista, Margarita Robles. O la aprobación en el Senado del Proyecto de Ley de régimen fiscal de les Illes Balears a propuesta del PP en minoría en octubre de 2021, pero con el acuerdo y el trabajo de Vicenç Vidal Matas (Més x Mallorca) y que al menos sirvió para que Armengol se pusiera las pilas y aprobara el Régimen Fiscal Especial en 2022.
En todas estas leyes de trascendencia, acordamos desde posiciones diferentes e incluso alejadas, porque todos entendíamos que la política se dirige a solucionar problemas y que siempre es mejor una ley con razones de unos y otros que todas las leyes llenas de razones absolutas.
Esta disposición al diálogo y al acuerdo que he relatado dista mucho, en mi opinión, de lo que llevamos tiempo aguantando con los socialistas que dominan hoy la FSE. Decretaron una sucia cacería personal contra el president Vicent Marí y, aunque van a los juzgados y pierden, quieren seguir emponzoñando en este tema. Han querido también manchar la ejecutoria del PP de Eivissa, han ido a los juzgados, jugando sucio, y han perdido también. Y cuando, a pesar de todo, se les plantea que acordemos en estos temas estatales de la financiación, los funcionarios del Estado y la inmigración para mejorar la vida de los ibicencos, son incapaces de elevarse y prefieren la confrontación directa que nada arregla y nada soluciona.
Muchas veces en política no se acuerda por la creencia equivocada de que la alternativa política solo se afirma y se consolida diciendo no a todo; otras veces se considera que el propio electorado no admite determinadas posiciones y ello lleva a la intransigencia; pero la más de las veces es la falta de coraje, la falta de valentía de los responsables públicos por miedo a que se interprete la transigencia como una debilidad o que con el acuerdo se reconozca que el adversario hace algo bien.
Ninguna de las anteriores son razones válidas para no acordar, más bien son excusas para no ceder en las posiciones propias y no llegar al punto de acuerdo. Es una lástima porque nada de todo ello reporta ningún éxito y menos aún ningún éxito electoral.
Es necesario coraje para acordar y más para hacerlo en cuestiones que requieren del concurso del Estado y digo del «Estado», gobiernen los míos o los otros. Nosotros estamos dispuestos, ya lo hemos demostrado, y no nos resignaremos hasta conseguir, al menos, que además de sentarse en la mesa, salga también algún acuerdo.
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