Opinión

Orgía selectiva

El ex ministro de Transportes José Luis Ábalos. | Fernando Sánchez - Europa Press - Archivo

TW
1

Gestos puteros progres son de una grosería inaceptable. Rechazaron el producto autóctono de Teruel para solazarse en su parador y encargaron una furgoneta rezumante de delicias valencianas. Si lo turolenses fueran esquimales (es tradición hospitalaria prestar a la mujer en el iglú para calentar al huésped) les habrían cortado las pelotas.

Ahora la polémica discurre sobre si hubo o no daños en el parador. Que la orgía tuviese lugar en plena pandemia (mascarillas por aquí, millones por allá), cuando a los que no somos políticos nos prohibían bailar agarraditos o fumar un tabaco, con un toque de queda que te obligaba a cortejar a quien tuviera la casa más cercana, por eso de las contagiosas miasmas del inexistente comité de sabios, es irrelevante.

Pero ¿en qué estado llegó Abalos al desayuno con Pilar Alegría? Sabemos que la portavoz sanchista también se encontraba en el parador en cuestión (entre otros miembros y miembras del partido del puto amo), aunque según sus declaraciones no se enteró del follón. Tal vez duerme con tapones. Pero, en la mañanita post orgiástica, cuando compartieron mesa y mantel, ¿tenía el todopoderoso Número 2 del Gobierno de España la cara enrojecida por el consumo de viagra? ¿Acudió al carajillo oficial perfumado de feromonas o cierto aroma a pachulí? ¿Cuántos huevos fritos con chorizo devoró? ¿Se decantó por el alegre champagne, la tradicional cazalla con pastas, o rogó un reconstituyente Bull-Shot? Pero nada, solo sabemos con certeza que hablaron de «temas de Aragón», ni mu de las bellezas despechadas de Teruel o la alternativa valenciana. ¡Con lo mucho que gusta presumir el macho ibérico! «¿A dónde vas José Luis?»—preguntó la bella al torero que abandonaba temprano la cama—. «¿Yo? ¡A contarlo!».