Hace ya algunos meses escribí un artículo que titulé ‘Lo de Nacho Cano’. A modo de síntesis opinaba que el músico y compositor había sido víctima de una campaña jurídica y policial por su posicionamiento a favor de Díaz Ayuso en plena campaña electoral. Nadie olvida aquel momento en el que Nacho Cano le agradecía a la presidenta de la Comunidad de Madrid cómo había gestionado la pandemia en plena campaña de las pasadas autonómicas. Aquel gesto le costó muy caro y a muchos no les sorprendió en absoluto la mediática operación policial y judicial contra el músico tan estrechamente vinculado a Ibiza. Aquel día supe que Díaz Ayuso ganaría por goleada las elecciones en Madrid, como finalmente ocurrió.
Muchos meses después se ha archivado definitivamente la causa contra Nacho Cano, algo que tampoco puede ha sorprendido demasiado. El artista ha anunciado que presentará «una querella espectacular» contra la titular del Juzgado de Instrucción número 19 de Madrid, María Inmaculada Iglesias, tras la decisión de la Audiencia Provincial de archivar la causa contra él por la falta de indicios racionales de la comisión de delitos.
No se ha acreditado ni un solo indicio penal suficiente para mantener abierta la causa por un presunto delito de inmigración ilegal o contra los derechos de los trabajadores. Recordemos que Cano y sus becarios fueron detenidos en julio de 2024 por contratar presuntamente a inmigrantes de forma irregular para su musical Malinche. El productor quedó en libertad a la espera de la citación judicial, que se produjo semanas después.
En aquel fatídico julio de 2024 para Nacho Cano y sus músicos los policías actuaron antes de que Inspección de Trabajo dictaminase si se había producido algún tipo de irregularidad con los becarios de Malinche. Algunos policías se encuentran ahora mismo imputados por su actuación aquel día de la detención de Cano y sus músicos. Los agentes fueron acusados de presionar a los becarios con interrogatorios con nulas garantías procesales.
El caso de Nacho Cano ha confirmado lamentablemente el uso de los estamentos del Estado para actuar de manera impune y sin ningún tipo de pudor contra todos aquellos que piensan de manera diferente. La cacería de Sánchez y sus ministros contra Díaz Ayuso ya se ha llevado por delante al portavoz socialista en la Asamblea de Madrid, y el futuro del fiscal general del Estado es bastante incierto una vez que se hagan públicos los mensajes que confirmarían que filtró información privada sobre la pareja de Ayuso. No todo debería valer para acabar con un adversario político en pleno siglo XXI.
A propósito de la campaña contra Ayuso, no conviene olvidar el ‘caso Watergate’ cuando el entonces presidente estadounidense Richard Nixon ordenó espiar a sus adversarios republicanos. El trabajo de dos valientes periodistas del Washington Post demostró la operación de Nixon, que se vio obligado a dimitir.
Hoy los tiempos han cambiado. Los periodistas críticos son perseguidos por políticos a cara descubierta e incluso se les intenta expulsar del Congreso de los Diputados. Es una clara perversión democrática que en la actualidad el periodismo crítico con el poder pueda estar bajo sospecha y que todos aquellos profesionales que lo ejercen sean calificados de pseudoperiodistas e insultados por sus propios compañeros.
Lo ocurrido con Nacho Cano debería ser una señal de alarma para todos aquellos que ejercen el poder de forma irresponsable siguiendo directrices políticas. Por muchas operaciones mediáticas que se organicen, y en Balears las vivimos durante años, la verdad siempre sale a la luz. Por eso lo de Nacho Cano debería servir de ejemplo y confirmar que no todo vale para atacar a los adversarios políticos. Al final sale muy caro
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Periódico de Ibiza y Formentera
De momento no hay comentarios.