Vivienda como arma política
De bien sabido es por todos que los campamentos chabolistas, asentamientos de infraviviendas y proliferación de caravanas no es algo exclusivo de estos dos últimos años sino que es un problema que se ha ido gestando desde hace mucho tiempo, llegando en los últimos tiempos a su máxima expresión en aparcamientos disuasorios como el de es Gorg o solares privados okupados como Can Rova 2. Si bien no es un problema nuevo, es ahora cuando se le está intentando poner freno para evitar que vaya a más por cuestiones de salubridad, higiene y seguridad, primero de los moradores (algunos de ellos, menores) y, segundo, del resto de la isla (¿o es que ya nos hemos olvidado de los incendios de ses Feixes o del antiguo edificio okupa de es Viver?). Hace algunas semanas, en este rotativo publicamos que el Ayuntamiento de Ibiza había detectado barcas de hasta 120.000 euros en el aparcamiento disuasorio de es Gorg y que había residentes que alquilaban sus pisos en verano a turistas y se ‘mudaban’ a malvivir unos mesecitos en verano al mencionado aparcamiento disuasorio, además de las multas que ha impuesto el Govern a algunos beneficiarios de VPO en Ibiza por alquilar los pisos protegidos a turistas. Evidentemente, no se puede tomar la parte por el todo y en estos campamentos chabolistas hay quien realmente tiene trabajo y no puede asumir el precio de una habitación o un piso de alquiler, ni qué decir de intentar comprarse una vivienda. Pero lo que está claro es que no se puede normalizar el malvivir en un campamento chabolista por mucho que en Ibiza haya trabajo en verano o todo el año. Y esto es lo que intentan transmitir los alcaldes, alcaldesas y presidente del Consell, al tiempo que piden, por ahora sin éxito, más implicación del Gobierno central. En paralelo, representantes socialistas y progresistas aprovechan cada oportunidad que tienen para hacer de la vivienda un arma arrojadiza contra sus adversarios políticos del PP, que son quienes ahora gobiernan en todos los municipios y el Consell. La clase política de Ibiza debería remar de manera conjunta para intentar solventar el déficit de vivienda y poner fin a malvivir en campamentos chabolistas. Pero quizá sea demasiado pedir.
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