Opinión
Sa Trinxa
Sa Trinxa siempre ha sido un chiringuito canalla y excitante. Afortunadamente Guillermo jamás cayó en la cursilería de llamarlo beach-club. Pese a mi alergia a la música electrónica, reconozco que era una magnífica alternativa para ligar en la idílica Salinas al caer la tarde, moverse con los ritmos de ese beatnik que es Jon Sa Trinxa, burlar la ruta forzosa de clubbers que se van a hacer cola y agitar el brazo a lo sieg hail en tanta megadisco comercial, irme a cenar al Xarcu y luego bailar a la cubana en Pereyra.
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