Opinión

Capitán Kidd de presidente

El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez | Foto: Europa Press - Pool

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El capitán Kidd fletó la Adventure Jalley (la Galera Audaz) y zarpó de Nueva york con 155 tripulantes en 1696 con el loable propósito de acabar con la piratería. Tal vez por voluble o por codicioso pronto cambió su misión y, mientras presumía de piadoso calvinista, se tornó en tremendo pirata del Caribe a Madagascar. Me recuerda al sanchismo puritano con olor a sauna que asaltó el poder desde la galera Peugeot predicando decencia y transparencia. Pero por la mascarilla asoma la putrefacción: corruptos a mansalva y vulgar parador de puteros. Kidd acabó en la horca y los poderosos validos del gobierno de Repelús Sánchez ya desfilan por la trena. El Nº1 de la trama sigue yendo de capitán puritano, pero su maquillaje de madame engolada ya no engaña salvo a los fanáticos de partido, que no son tantos como los mercenarios a sueldo.

La zorra manda en el gallinero del burdel de diputados imputados. ¿Y qué hacer con semejante panorama? «Cuando cabalgamos por un abismo y la noche es tenebrosa, el jinete sabio suelta las riendas y se entrega al instinto del caballo», decía Palacio Valdés.

Y el instinto de mi caballo galopa por la campiña pitiusa al ritmo Carpe Diem. Hay que criticar y combatir tanta corrupción, sí, y gritar bien alto que hace falta un cambio de rumbo antes de irse a pique de caudillo maduro con este chulo de sauna y cursi puritano (un puritano en nada recuerda a la pureza, decía Santayana), mentiroso multipolar a conveniencia que sufrimos de presidente apoyado por delincuentes; pero uno no debe contagiarse de la mierda del lado oscuro ni perder el ánimo cuando asoman las rosas de estío y la mar está color de vino.