El 6 de julio de 2025 es un día que marcará un antes y un después en la ingeniería portuaria española gracias al desarrollo técnico, construcción y traslado hasta el Puerto de Ibiza del primer dique flotante diseñado a medida por dos grandes ingenieros que ya han dejado una huella imperecedera: Rafael Torres Samper y Juan Carlos Lancha.
Como técnicos, debemos felicitar a Rafael y a Juan Carlos porque, si los datos lo corroboran, habrán encumbrado a la ingeniería portuaria española en la cima mundial. Todo un ÉXITO.
Como todos los ingenieros de caminos canales y puertos sabemos, nuestra profesión surge de la necesidad de aplicar las mejores técnicas por y para el bien de la sociedad, de ahí el nombre de ingenieros civiles.
De hecho, este fin social de la ingeniería civil está claramente recogido en la Misión del Colegio de Ingenieros de Caminos Canales y Puertos «Lograr que la ingeniería de caminos sea un instrumento que colabore a mejorar la sociedad»
¿En qué consiste mejorar la sociedad?
Aquí es donde se abre el universo del ¿para qué?, del propósito de lo que pensamos, decimos y hacemos, como nos ha enseñado el Dr. Mario Alonso Puig.
Ya en el pasado, grandes innovadores como Albert Einstein, realizaron innovaciones llamadas a mejorar la sociedad, como la fisión nuclear, y posteriormente su uso «sin propósito» se convirtió en su mayor tormento cuando fue utilizada para la crear la bomba nuclear, en contra de sus valores pacifistas.
Pues bien, a otra escala, y desde el humilde punto de vista de este autor, estamos ante un paradigma similar en la ingeniería marítima. Técnicamente apunta a ser uno de los mayores avances mundiales en pro de la sostenibilidad y eficiencia técnica para abrigar espacios portuarios, pero su primera aplicación en el Puerto de Ibiza genera incertidumbres sobre su conveniencia social, ya que objetivamente reduce las probabilidades de que el Puerto de Ibiza disponga de un espacio habilitado para la náutica deportiva-recreativa socialmente aceptado.
¿Cuál es el propósito de la aplicación de este innovador dique flotante en el puerto de Ibiza?
No debemos olvidar que la función social de una infraestructura se define como su capacidad para satisfacer necesidades colectivas fundamentales, mejorando la calidad de vida, promoviendo la cohesión social y facilitando el desarrollo sostenible de la comunidad a la que sirve.
Imagen impresionista realizada con IA que representa el equilibrio de la rentabilidad social, medioambiental y económica. Creada por Ignacio Revilla.
No hace mucho, Puertos del Estado, gracias al magnifico presidente que ha sido D. Alvaro Rodríguez Dapena, dispone de un Marco Estratégico que por primera vez equipara la rentabilidad económica, social y medioambiental de los puertos de interés general.
Si analizamos el caso del Puerto de Ibiza, no hay que ser muy docto para entender que, si bien se están haciendo esfuerzos en avanzar en la rentabilidad medioambiental y social, la rentabilidad económica ha asfixiado a las otras dos durante décadas, y solo en los últimos años se percibe un cambio de tendencia, habiendo mucho trabajo por delante para equilibrar la balanza económico-social-medioambiental de esta importantísima infraestructura de interés general.
Desgraciadamente, vivimos en una sociedad donde los intereses particulares y la manipulación de las corrientes de opinión nos someten a una avalancha de información sesgada e intencionada que dificulta el tan necesario espíritu crítico. En ella, toda opinión es válida, y la turbidez nos impide ver con claridad, perdiendo habitualmente de vista «el propósito», la empatía, asertividad y la transcendente sensibilidad del ser humano con la sociedad a la que pertenece, en este caso, la maravillosa isla de Ibiza.
Y por eso hoy nos preguntamos si el dique flotante que hoy ha llegado al puerto de Ibiza destaca como éxito de la ingeniería marítima o como fracaso del instrumento social que es la ingeniería civil.
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