El PP de Mallorca es un polvorín. A los conocidos problemas de Andratx y Búger y al continuo goteo de bajas de militantes en otras localidades, se han sumado recientemente las crisis en las juntas locales de dos feudos históricos, Inca y Calvià, sin que el tandem Company-Fuster reaccione.

Desde Ibiza, lo ven desde la distancia.