Las restricciones de agua que se están produciendo durante estos días en Formentera han accionado el dispositivo de alarma en las Pitiüses. Que el agua es un bien escaso es conocido por todos, pero hasta el momento nunca se había llegado a una situación límite como la que se está produciendo durante este mes de agosto.

Las causas que han llevado a este punto de emergencia son, principalmente, el elevado consumo, producido en su mayor parte por la gran afluencia de turistas en esta época del año, y la escasa preocupación que ha habido hasta el momento por las autoridades en un tema tan básico como es el suministro y el mantenimiento de un bien tan precario en nuestras islas como es el agua.

Ante este problema caben varias soluciones en distintos frentes. Por un lado, desde las instituciones se debe trabajar de inmediato para paliar este déficit -la elaboración de un Plan Hidrológico eficaz y consecuente es imprescindible para afrontar el futuro-. De nada sirve que en las Pitiüses, como en el resto de las Balears, el crecimiento económico se sitúe por encima de Europa y de Estados Unidos y que luego esa potencia económica no se aplique por parte de las instituciones en adoptar medidas contundentes para crear las infraestructuras necesarias.

Pero, por otra parte, sin la concienciación ciudadana es difícil que este problema se pueda solventar. La población se debe sensibilizar y desde las autoridades se tiene que educar el comportamiento de los más jóvenes -y no tan jóvenes- para que se haga un uso racional del líquido elemento. Mejorar las infraestructuras es urgente para que el agua no se pierda por el camino, pero también debe ser la población la que con su comportamiento combata este mal tan básico que nos perjudica a todos.