Desde Christine de Pizan, hasta Campoamor, en pie de guerra permanente. Nos pasamos la vida gritando a quien nos calla, la vida arañando derechos y después de todo el camino andando alguien da un puñetazo en la mesa.

Un 60% la población del planeta vive en países donde el aborto está permitido, nosotras ya no. Nos han saqueado. Así. El robo de la dignidad, también debería ser un tipo penal. Nos quitan una parte de nuestro cuerpo basándose en raíces y razones cristianas. Rosarios y braguetas en el Congreso decidiendo sobre lo que tengo que decidir. Mucha Democracia.

Gallardón durmiendo a pierna suelta a pesar de constarle que un 26% de la población infantil en España, vive bajo el umbral de la pobreza; eso si, cuando hablamos de un óvulo fecundado, la cosa ya se pone seria.

La defensa a ultranza de una célula de 72 horas se convierte en asunto de Estado, prioridad absoluta al tema. Estemos a todas señor Ministro. Vaya usted desde bien tempranito, a hacer sus ocho horas correspondientes de trabajo y solucione el problema de nuestros nacidos. Permítase el lujo de dar un golpe en la mesa para terminar con la injusticia social que se mama en los colegios públicos, las desigualdades y los problemas económicos por los que están pasando las familias con hijos nacidos, en intento de criarlos y que pasan hambre.

Hay también una Democracia nacida, que requiere defensa y reparación inmediata y nadie lo plantea. Deje usted de meternos mano. Déjennos a las mujeres, dejen que sigamos construyendo el camino que ustedes nos destrozan. Dejennos nuestra libertad intacta, incuestionen el tema de nuestros ovarios y déjennos en Paz señores, que ya no estamos para bromas.