Vamos a hacer en España, lo que Jaume y todos vosotros hicisteis en Baleares», eso era en 2004, cuando la amistad de Mariano y Jaume estaba en plena primavera. Colegueo de partido en casas de veraneo y barquitos por el mediterráneo, grandes planes de futuro en dos cabezas pensantes cervecita en mano. Es que perdonen, pero Mariano ya lo anunció, que conste que él ya vaticinó en que se esforzarían por impulsar la corrupción, derribando las trabas legislativas que impidieran que la prevaricación y el cohecho se apartaran de la vida social. Una apuesta segura hacia el camino del fraude administrativo.

La creación de un equipo de gobierno que saqueara las arcas para confeti, trajes, obras de arte y demás estaba en ese mensaje. Se nos hizo presente que la malversación de caudales iba a ser un eje fundamental en su mandato, para lograr entre todos los dirigentes el derrumbe del sistema político y la contaminación de las instituciones. Rajoy lo dijo, lo advirtió. Como cuando la Cospedal dijo que las cuentas del PP tenían una transparencia sobresaliente, también nos quiso decir el percal.

Luego viene lo del indulto, denegado. ¿Y vuestra amistad, Mariano? Jaume va a prisión por doce delitos de los diez tipos penales contra la Administración Pública. Muy pro. Yo a eso lo llamo calificar de idiotas a los mismos que mantienen el Marivent, el Bribón y a la madre que los crió. Políticos de la vieja escuela, lo vintage podrido en sumarios que colapsan televisiones y juzgados.

Como si se tratara de una profecía aterradora, Rajoy anunció en una sola frase, su programa electoral y una mayoría absoluta le aplaudió, y yo aquí en pro de justicia he de decir que cada uno es responsable de lo que dice, no de lo que otros entiendan. Muy bien Mariano, por una vez, dijiste la verdad.