Estamos en pleno ‘ferragosto’, que dicen en Italia, que coincide con la festividad de la Asunción, ayer, y que aprovechan algunos, los que pueden, para realizar éxodos masivos hacia playas (las de Formentera) o montaña. Esta misma semana, Virginia Marí ha tomado posesión del cargo de alcaldesa del municipio de Eivissa. Desde mi punto de vista, su entrada en Can Botino puede servir para abrir puertas y ventanas y que entre aire fresco en todas las dependencias. Le quedan unos diez meses de mandato y no tiene suficiente tiempo ni recursos económicos para solventar los grandes problemas en que se halla inmerso el Ayuntamiento, pero si puede preparar el terreno para asaltar el poder municipal en las elecciones del 2015.
Imagino que Virginia Mari, que por varios motivos conoce bien el funcionamiento del Consell Insular, intentará resolver problemas endémicos que padece el municipio. Pienso, también, que se habrá hecho una lista con los deberes que tiene por la proa y quiero entender que el tema es saber a cuál de los males hay que darle prioridad. La nueva alcaldesa, que formará el mejor equipo posible, ya que no hay más cera que la arde, sin duda resolverá cuestiones importantes para el bienestar de los ciudadanos y de nuestros visitantes. Virginia Marí, que tiene carácter fino y es muy sensata, afirmó el día de la toma de posesión que “no hay nada que celebrar” y prometió “trabajo, gestión y estabilidad”. Molt ben dit, así que le deseo mucha suerte a la nueva alcaldesa.
En Sant Josep, agua que no has de beber
Entro en el túnel del tiempo y releo un artículo que publiqué en Última Hora en julio de 2002, hace ahora mismo la friolera de 12 años. Me refería a que desde la planta desaladora de agua de mar de Cala Gració, Sant Antoni, se abastecería la zona de Cala Bou, Sant Josep. También señalaba que “Sant Josep tiene un extenso territorio y varios núcleos urbanos que necesitan abastecimiento de agua potable: Platja den Bossa, Sant Jordi, sa Carroca, Sant Josep, Cala Tarida, Cala Vedella y Cala Molí”. Es más, la empresa Aqualia, que en aquellos tiempos ya tenía los pozos salinizados, solicitó al Ayuntamiento de Sant Josep que intentará encontrar nuevos caudales, así que, añadía en mi artículo, que “el teniente de alcalde Josep Marí Ribas ‘Reganes’, había pedido oficialmente al Ministerio de Medio Ambiente, al ministro Jaume Matas, que instale una desaladora de agua de mar en el municipio de Sant Josep”.
Pues ya ven: el señor Matas se encuentra en una prisión de Segovia y a los residentes en Sant Josep les venden agua que no es potable. Pero no se preocupen: aquí, después de 12 años sin aportar soluciones, nadie entonará el mea culpa.
Agua desalada para Santa Eulària
Voy a contarles lo que publique sobre el agua de Santa Eulària en Ultima Hora en febrero de 2003. Han transcurrido 11 años y la verdad es que alucino. Escribía entonces que gracias a las demandas del Ayuntamiento de Santa Eulària, a la iniciativa del Ministerio de Fomento y a la financiación de la Unión Europea se construirá una planta desaladora de agua de mar en un terreno cercano a la costa y al torrente de s’Argentera. La instalación producirá un caudal diario de 10.000 metros cúbicos y abastecerá a 53.000 personas.
Decía, también que “tres pozos situados en la Punta de sa Caleta suministrarán agua de mar a la planta, se instalará un depósito regulador de agua desalada en el Puig de sa Creu y el coste de la obra se ha cifrado en 2.100 millones de pesetas, lo que es igual a 13 millones de euros”. De los de entonces, claro. La planta desaladora de Santa Eulària debía abastecer a otros lugares el municipio, como Portinatx, Cala Llonga, Puig den Valls, Jesús y Cap Martinet.
Lo cierto es que la desaladora de Santa Eulària está paralizada, pero los de Sant Josep insisten en que los nuevos caudales han de abastecer a Sant Jordi, Platja del Bossa, sa Carroca. La verdad es que estamos en manos de unos políticos incompetentes y que no saben solucionar los problemas que padecemos. Son demasiados los que no tienen vergüenza. Así, que, Virginia Marí, nueva Alcaidesa de Eivissa, vigila y no te dejes arrastrar ni quemar por lo dicho ut supra: por los incompetentes que pueblan nuestras instituciones políticas.