Hoy puede ser un buen día para recordar a Cristóbal Colón/Colom, un enigmático navegante y del que demasiados países se diputan su cuna, su origen. Mañana se cumplirán 512 años desde el día en que desembarcó en la isla de Guanahaní, en las Bahamas, a la que bautizó con el nombre de Sant Salvador (sic) que curiosamente ya era en el siglo XIV patrón de la Cofraria dels Barquers de Eivissa. La isla del descubrimiento se conoce hoy por el vocablo inglés Watling, y me place decir que la visité en diciembre de 1981.

Voy a exponer, en primer lugar, que mi encuentro con el célebre navegante tuvo lugar en noviembre de 1962 en La Habana, Cuba, en plena ‘crisis de los misiles’ y el bloqueo naval ordenado por el presidente John F. Kennedy. Pues bien, allí compre el ‘Cristóbal Colon’ de Salvador de Madariaga y desde entonces, casi 52 años después, sigo investigado el origen de Colón y las circunstancias que lo rodean. Creo que son siete los libros que he publicado sobre el tema, he visitado numerosos archivos de España, de otros países europeos y de Estados Unidos, y participado en simposios, congresos nacionales en internacionales.

Ustedes saben bien que en la escuela se ha enseñado siempre que Colón era natural de Génova, Italia, y más tarde entraron en escena el Colón catalán, el gallego, el portugués, el mallorquín, el ibicenco, el polaco, el alcarreño y hasta el toledano. Es decir, Colón es un hombre muy disputado, quizá el más deseado del mundo. Ahora bien, nadie me puede negar que la edad, la lengua materna de una persona son elementos que nos pueden ayudar a situar su origen.

En el caso que me ocupa, para intentar demostrar que los orígenes de Colón pasan por Ibiza, señalo que no sabía escribir en toscano, base del actual italiano, que su lengua propia no era el portugués (lo dicen los filólogos Ramón Menéndez Pidal y Rodrigo de sa Nogueira), y me parece haber demostrado plenamente que la lengua propia de Colón era la catalana (vid Cristóbal Colón, catalanoparlante (1994), obra a la que hay que añadir la investigación que sobre la lengua de Colón ha realizado el Dr. Lluís de Yzaguirre i Maura, de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona, que en 2006 presentó sus conclusiones en el simposio realizado aquí en Ibiza. Obligado es señalar que Colón utiliza el castellano en todos sus escritos conocidos, y mientras Menéndez Pidal opina que se trata de un castellano arcaico, mi admirada amiga Estelle Irizarry, profesora emérita de Georgetown University, Washington, DC, expone que se trata de judeoespañol.

Resumiendo, podemos asegurar que la lengua propia del Almirante no era el italiano, ni el castellano, ni el portugués. O sea, Colón no era italiano, ni castellano, ni portugués. Pero sí, naturalmente, podría ser de Cataluña, de Mallorca o de Ibiza, territorios que formaban parte de la Corona de Aragón y que sus habitantes son catalanohablantes.

La edad de Colón

Tenemos inmejorable información histórica y científica para afirmar que conocemos la edad que tenía el Almirante el día de su fallecimiento en Valladolid. Andrés Bernáldez, cura de la villa de Los Palacios (Sevilla), cronista que conocía a Colón porque estuvo en su casa al regreso del segundo viaje, escribe “el cual Don Cristóbal Colón de maravillosa e honrada memoria […], estando en Valladolid en 1506, en el mes de mayo [día 19], murió en senectute bona, inventor de las Indias, de edad de 70 años poco más a menos”. Hay 22 manuscritos de las “Memorias del Reinado de los Reyes Católicos” de Andrés Bernáldez y las más fiables son las de la Bristish Library, Londres, con la sigla L (tengo el facsímil en mi archivo) y el manuscrito A-83 de la Real Academia de la Historia, Madrid, y en los dos manuscritos se afirma que Colón murió de 70 años. En cuanto a que falleció en senectute bona, según la Biblia, es cuando el hombre llega a la vejez.

Tenemos también el informe del Dr. Miguel Botella, Director de Antropología de la Universidad de Granada, que estudió los restos de Colón conservados en la Catedral de Sevilla, en el que nos dice que “se trata de 150 gramos de huesos muy fragmentados y desperdigados, que corresponden a un varón de entre 50 y 70 años, pero más cerca de esta última cifra”. Por cierto, estamos frente a restos auténticos de Cristóbal Colón porque el Dr. José A. Lorente, director del Departamento de Genética de la Universidad de Granada, que obtuvo el ADN de Colón, informó también que el ADN mitocondrial de Cristóbal es el mismo que el de su hermano Diego, la cual cosa demuestra que eran hermanos y que los restos de Sevilla son auténticos.

Conociendo, pues, la edad de Colón, nacido en 1436, resulta que el candidato barcelonés que presenta el investigador Jordi Bilbeny: Joan Colom Bertran, hermano del presidente de la Generalitat, es imposible, por una sencilla razón: según testamentos conservados en Vilafranca del Penedés, el dicho Joan Colom había fallecido ya en 1474, muchos antes del Descubrimiento.

Por otra parte, el hecho de que Colón falleciera en 1506 a la edad de 70 años invalida totalmente al candidato mallorquín de Felanitx (dicen que hijo natural del Príncipe de Viana) puesto que dicho fantasmal hijo del Príncipe habría fallecido a los 46 años de edad ya que llegó a Mallorca desde Sicilia a finales de agosto de 1459. Es decir, si el Principe de Viana tuvo un hijo en Mallorca habría nacido en 1460, todo lo cual hace inviable el Colón mallorquín. Vemos pues, que por eliminación, Colón no era natural del Principado de Cataluña ni de la isla de Mallorca.

Y voy acabando: Cristóbal Colón utilizó muchos topónimos de Ibiza y de Formentera en sus cuatro viajes, lo cual es una relación innegable con nuestras Pitiusas. Tenemos documentada una familia Colom de notables políticos y mercaderes. Y por último, una nueva prueba que relaciona a Colón con Ibiza. Resulta que usaba en todos sus escritos un sistema de puntuación basado en vírgulas y puntos: (/) (/.) (//), tal como están puntuados muchos escritos conservados en el archivo de la Pavordia de Ibiza. Ha sido la norteamericana Estelle Irizarry que lo descubrió en un documento ibicenco de 1410. En su obra «El ADN de los escritos de Cristóbal Colón» (2009), Irizarry lo dice alto y claro: «El origen geo cultural de Cristóbal Colón señala hacía Ibiza».

Por cierto, si alguien malintencionado les dice que el sistema de puntuación usado por Colón también se conocía en Casilla-León, sepan que no es cierto. La manera de puntuar del Almirante, ya ven, era el que utilizaban los escribanos judeoconversos.