Nadie está preparado para recibir un premio. No importa lo acostumbrado que estés a hablar en público, tu pericia en presentaciones, oratoria y control de la voz, ese momento en el que de pronto escuchas tu nombre se traduce en una verborrea desatada de nervios hilados a tus cuerdas vocales y de emociones desbocadas. El pasado jueves mi empresa, Imam Comunicación, mi equipo, mi familia y amigos, recibimos el Premio Jóvenes Empresarios de Ibiza y Formentera, un galardón a nuestra trayectoria, innovación y crecimiento que supuso para nosotros un "chute" de pócima mágica para seguir trabajando cada día con más ilusión y esfuerzo si cabe.

En mi caso les diré que cuando te llaman y te dicen que estás entre los tres finalistas de un galardón así, te enfrentas a la semana más desequilibrante del año. Quienes estamos acostumbrados a organizar eventos no tenemos miedo a nada, nos enfrentamos a retos imposibles y nos lanzamos a dar vida a ideas descabelladas, pero siempre con el control de la velocidad y con todas las herramientas para que el final sea siempre feliz y cuajado de perdices. Ese momento en el que nada depende de ti y en el que no dominas el desenlace final es muy complejo emocionalmente. Pero ahí estábamos todos como una piña, con la sonrisa puesta y preparados para ser los segundos, o los terceros, y de pronto, como en los Goya, el premio fue nuestro.

La frase de agradecimiento con la que Marta Jiménez, la mano derecha de Imam Comunicación, yo soy la zurda, recogió la codiciada escultura resonó toda la noche entre los asistentes a esta entrega de galardones: «La verdad es que lo que más ilusión me ha hecho es que se nos llaméis jóvenes". Entre sonrisas, dedicatorias y con un equipo feliz y abrazado hasta el extremo, salimos todos juntos a recoger un trofeo que marca una trayectoria de diez años contando noticias. Y es verdad que somos jóvenes, porque aunque llevemos una década liderando una empresa de comunicación, cada día nos ilusionamos con todo lo que hacemos ¿no es eso, al fin y al cabo la juventud?

Según la RAE la juventud es la edad que se sitúa entre la infancia y la edad adulta, pero también el estado de la persona joven y un conjunto de jóvenes. Se asocia con la energía, con el vigor y con la frescura y evoca los primeros tiempos de algo. Realmente sí, este es el premio más congruente que podíamos ganar.

Yo no sé muy bien lo que dije, por eso, por si me dejé a alguien o algo, hoy quiero recordar que las grandes empresas se componen siempre de grandes personas y que personalmente tengo la suerte de contar con los mejores compañeros del mundo. Un premio es un conglomerado de acciones, por eso también se lo quiero dedicar a cada uno de nuestros colaboradores y a todo ese conjunto de profesionales como la copa de un pino con los que hemos creado eventos imposibles, vídeos maravillosos, logotipos mágicos, traducciones a idiomas desconocidos, o diseños llenos de vida. Hemos recogido un premio que pesa mucho, literal y metafóricamente, porque nos obliga a seguir creciendo y demostrando la gran locura que es erigir imágenes con palabras, con bits y con ideas.

Gracias a todos los amigos y clientes, muchos de los cuáles comenzaron siendo una cosa y ahora son las dos, por haber confiado en nosotros en esta década: este premio es también vuestro, y gracias también a todos los periodistas que habéis sido nuestro altavoz en cada noticia y acto a los que hemos dado vida.

Hoy somos una familia un poco más feliz que ayer por esta recompensa a una vocación henchida. Así que: queridos Reyes Magos, a mi estas Navidades traedme solo un molde de galletas, como al niño del anuncio de IKEA, que tengo muchas cenas a las que invitar a toda la gente maravillosa que se ha alegrado porque recibiésemos este premio, y como soy intolerante a la lactosa las pienso hacer en casa.