Hay presidentes que se ganan al público en los mítines y actos públicos en general - quizá Gabriel Cañellas era un buen ejemplo-, otros que se zafan bien en las distancias cortas - Francesc Antich -. Los hay que dominaban todos los terrenos y superficies - Matas era un gran encantador de serpientes y ejercía 24 horas los 365 días del año -. No sé a que categoría pertenece Bauzá, ni siquiera si ha inaugurado una nueva. Particularmente, en su época de alcalde me parecía más bien tímido, pero llegó al Consolat y más que tímido se me antojaba frío. Luego me desconecté de la política balear durante casi dos años y no me fijaba en Bauzá ni en casi nadie que representase unas siglas; quizá por eso pocas veces le he visto interlocutar con un ciudadano de a pie. Desconozco si despliega su carisma entorno a una café con leche en la terraza de cualquier bar cuando tiene delante a un administrado anónimo. No sé si es de los que convence con su labia o de los que deja de convencer por carecer de ella. Sea como sea, ahora va a tener que exhibir toda su capacidad persuasora. En lo que considero una operación de alto riesgo, el equipo del presidente ha activado una línea de comunicación para los desencantados del PP, aquellos que votaron a la formación en 2011 y ahora no lo tienen tan claro. No entro a valorar si le sobran o le faltan argumentos para intentar que se vuelvan a arrimar a la causa, pero quizá sea más importante el ‘cómo’ explica los teóricos logros de una legislatura que se acaba que los logros en sí mismos. De momento, el contacto presidente-desencantado va ser a través del whatsapp y de la redes sociales, y aun así va a necesitar toda la suerte del mundo.