Durante años he asisitido con una mezcla de pena y estupor a los continuos intentos de los partidos de izquierda de matarse (políticamente) entre ellos. Normalmente lo han ensayado en medio de una legislatura o justo después de unas elecciones, y en ocasiones lo han conseguido.

Entre mis ‘cainitas’ de referencia - disculpen que me ponga nostálgico - siempre estará Joan Buades (Els verds). Él solito se hubiese cargado el primer Pacte de Progrés de no ser porque las formaciones que conformaban la coalición de gobierno optaron por el suicidio. L’enfant terrible de la política cumplió con su ‘cometido’ y desapareció con sus férreos principios... y sus curiosos finales (jamás dio la cara tras hacer el ridículo en los comicios del 2003).

Ahora la historia de los ‘hermanos’ que se aniquilan se repite, pero con un matiz importante: la guerra fratricida se libra antes de la cita con las urnas. En el conjunto de Balears, PSOE, MÉS, Guanyem y Podemos llevan meses arreándose; buscando diferencias entre ellos - cuando no inventándoselas - y confundiendo a su potencial electorado.

El caso de Eivissa es cuantitativamente más llamativo. El PSOE concurre en solitario por primera vez en veinte años; Gent x Eivissa - que en 2011 formó tándem con los socialistas - también se atreve con sus propias siglas, sin compañeros de viaje. Y a estos cabe sumar las candidaturas de Esquerra Republicana de Catalunya, Guanyem, Podemos, Más Eivissa y quizá Esquerra Unida, de momento. Espero con entusiasmo los programas electorales de cada uno de ellos para buscar las siete diferencias y preguntarme, una vez más, por el sentido de tamaña dispersión, por preguntarme algo.