Mira, Catalineta, aquella delicada ave, que suavemente pósase y elévase más suavemente aún, sobre una florecilla.

— La veo, Pepet, mi amor, aunque se trata de una de esas cucarachas que vuelan: ¡las hay a cientos!

— Sí: son preciosas. Vayamos cogidos de la mano junto a esos restos de basura.

— Sí, mas con cuidado, pues entre ellos sobresalen algunos hierros oxidados, que bien podrían contagiarte del tétanos o quizá la gonorrea.

— Junto a ti, a nada temo. Todo es hermoso. El sol brilla ya con intensidad primaveral y veo en tus mejillas los rescoldos de ese fuego.

— Sí. Y también la irritación que me causare, hace un minuto, la picadura del mosquito tigre.

— ¡Un insecto osó penetrarte! ¡Me consume la envidia!

— Así es: ¡el muy truhan!... Pero, ¡Oh Pepet!, ¡ve cuán delicadamente las ratas se devoran entre sí, como si hallaren placer en dicho acto!

— Las veo, Catalineta, mas vayamos hacia ese charco bituminoso, pues reflejará en sus aguas oscuras el brillo de tus ojos.

— Sí, Pepet, pero esquivemos mientras estos lodos tóxicos.

— ¡Contempla su brillo verdoso y fosforescente!... ¡Cuán bello es todo esto! ¡Y cuán agradecidos debemos estar a las autoridades, que procuraron la preservación de ses Feixes!

— Pero, Pepet, ¿acaso ignoras que dicha protección se pone ahora en duda?

— ¿Qué me dices?

— Así es: la posibilidad de construir hórridos bloques de pisos, en este bello lugar, parece que de nuevo se conciba... ¿Qué será, de toda esta delicada fauna?

— ¡Me sumo en el estupor!

— Y yo en el desasosiego. Pero es bien cierto lo que digo, como claro es en agosto el sol del mediodía.

— ¡Me abismo en el desconcierto!

— Y yo en una mala hostia que te cagas. Y, oye bien, ¡oh amado!, la culpa es de la tramitación chapucera que se hizo del PGOU de 2009: les faltó realizar un sencillo informe medioambiental. Y es por este único hecho que se va todo al garete. Lo dice el Tribunal Supremo, que es el más supremo de los tribunales y ante cuya autoridad no cabe ni pataleo ni recurso.

— ¡La ira ha socavado mi tranquilidad de espíritu!

— Y a mí la regla me ha bajado tres veces en dos semanas. Así es como todo este paraje, las cucarachas, las ratas, ¡todo!, se ve de nuevo amenazado por las ansias especuladores de los promontorios inmobiliarios.

— Querrás decir promotores.

— No, no…: promontorios, pues, como a las montañas, nada los conmueve.

— Temo que no podamos escalar semejante altura. Pero, aunque se anule el plan que tú mencionas, estos bellos parajes seguirán protegidos. ¡No podría ser de otro modo!

— Pudiera parecer que sí, pero nada impedirá a los promontorios reclamar de nuevo sus montículos… ¡Cómo se ve que eres de ciencias, e ignoras los prodigiosos circunloquios en que pueden incurrir los leguleyos! ¡Ya temo sus recursos! La suspensión del PGOU de 2009 pudiera suponer la entrada en vigor del de 1987, un tiempo, aquel, en que la sensibilidad hacia el medio natural no estaba tan en boga… Fue el mismo año en que Madonna lanzó ‘You can dance’, para que te hagas una idea.

— ¡Qué gran álbum! ¿Y no es también, acaso, el año en que se estrenó la película ‘Superdetective en Hollywood II’?

— Lo es, en efecto; de nuevo manifiestas tu gusto por el cine independiente. También se estrenó en el 87 la sublime y muy dinámica ‘Dirty Dancing’, que tanto ha hecho por la difusión del baile ‘agarrao’.

— Catalineta, ¡cuán vasta es tu cultura! Disfrutemos ahora de este paisaje, del suave viento que mece el cañizal, de los exhaustos canales, que, antaño irrigados por la fresca lluvia, procuraron a nuestros antepasados los frutos de la naturaleza.

— Sí, Pepet, disfrutemos de todo esto mientras se pueda: los ojos de los amantes solo están hechos para la belleza... ¡Si no fuese por este olor!