No hace falta ser economista para saber que la estabilidad política y social atrae inversiones ¿Alguno de ustedes se atrevería ahora mismo a gastarse los ahorros en un país como Venezuela? Este es el mensaje que lanza en la edición de hoy el empresario Abel Matutes, cuya empresa supo interpretar hace algunos años que el camino del turismo ibicenco era invertir para atraer turistas de calidad. Y a partir de ahí, Eivissa puede presumir ahora de ser el mejor destino turístico del Mediterráneo y quizás uno de los mejores del mundo. Matutes, como la patronal hotelera, e incluso la pequeña y mediana empresa, lanza un mensaje velado a los políticos: hagan lo que hagan después de las elecciones de mayo, que actúen con responsabilidad, que se dejen de experimentos que puedan ser nocivos para la industria turística. Los políticos tienen la extraña capacidad de empeorar las cosas que funcionan y podríamos dar un largo listado de errores. Hoy por hoy cuestionar que el futuro de Eivissa y Formentera pasa por una buena gestión del sector turístico es negar la realidad, vivir en Alicia en el País de las Maravillas o, simplemente, ser un irresponsable. Ojalá en Mallorca hubiesen seguido hace años y con mayor fuerza la política de mejorar la calidad de la oferta hotelera. Ese es el camino y no crear impuestos que no sirven para nada, ni revierten sobre el medio ambiente como nos hacen creer, y lo único que consiguen es que los mayoristas turísticos se fijen en otros destinos. Como dice Abel Matutes hoy, crear la ecotasa sería como pegarnos un tiro en un pie. Lo peor es que no aprendemos de los erorres. Ni siquiera los socialistas, que en 2011 decían que no hacía falta la ecotasa, y ahora hablan de nuevo de un impuesto para turistas. Si alguien lo entiende que me lo explique.