Se busca chica responsable, seria, que no fume, con trabajo estable y sin mascota ni novio para compartir piso en Ibiza. Habitación de 10 metros con derecho a algunos espacios comunes por 500 euros al mes + gastos”.
¿Saben qué es lo peor de este anuncio? Que es real. Lo más triste de esta nota, colgada en una farola cualquiera, de una calle anónima de Vila, es que el número de teléfono de contacto había sido rasgados en sus 20 pestañas. A pesar de lo coactivo de su mensaje: Sueldo fijo anual, no perro, no amor y no vicios, es probable que ya esté ahora ocupada ese oscuro y triste aposento sin ventanas, (dejo volar ya mi imaginación hasta límites insospechados y lúgubres a lo Patrick Süskind).

Cuando yo compartía piso en otra ciudad, hace algo más de una década, el precio de un inmueble de 120 metros cuadrados y tres habitaciones junto a la catedral más hermosa del mundo, gastos incluidos, era el mismo de nuestro entrecomillado. En aquella época vivir con amigos era prácticamente una elección, adecuada además a esos veintipocos locos en los que trabajar y salir cada día era viable sin morir en el intento, o no rendir. Hoy en día es una obligación.

Con un sueldo de “mileurista y da gracias” tener pareja es casi una necesidad si lo que quieres es independizarte de tus padres, mientras que aquellos que no han tenido la suerte de encontrar a su media naranja se ven, en muchos casos, abocados a sobrellevar, a una edad que no toca, el tener que dividir la nevera, el sofá y las visitas entre dos o tres. Antes de la crisis, esa oscura dama que nos ha robado el sueño, las posibilidades y la estabilidad, nos parecía triste que los jóvenes cobrasen poco más de mil euros. Hoy es un sueldo generalizado, normalizado y asumido como bueno. Viviendo en una isla en la que la factura de la luz y del agua tienen apellido de Midas, amén de otras necesidades básicas como el buen yantar, quien con tal montante consiga montárselo debería presentarse a las elecciones para postular como candidato a alguna Concejalía o Consellería de Economía.
Bromas aparte, en el caso de Ibiza y de Formentera el precio de la vivienda todo el año es insultante, pero el hecho de que se duplique entre abril y octubre resulta del todo grotesco. No me extraña que un grupo de residentes de las Pitiusas se halla lanzado a la lucha con la creación de un grupo de Facebook: ‘Ibiza indignados con los alquileres’. Este colectivo ha logrado en una semana pasar de 20 participantes a 3.000 y subiendo y no me extraña que la gente se sume a este enfado colectivo.

Mi madre, esa maestras sabia cuyo aroma se destila en cada cosa que hago, ha dicho toda la vida que “compartir es ver vivir”, aunque en este caso, compartir piso puede convertirse en los contrario, y traducirse en un estado continuo de ansiedad y de estrés. Otro de sus dichos “el que tiene es porque no gasta”, en el que hace alusión a que los más ricos son también los más avaros, nunca falla. Ambos refranes tiene cierta relación: el que más pisos tiene, más caros los cobra y menos reinvierte en el bienestar de sus inquilinos, mientras los pobres compartimos gesta y números. En el mejor de los casos con alguien maravilloso.

El otro día entrevisté en mi espacio de TEF, “L´Entrevista” a Viviana de Sans, la más que posible candidata al Consell Insular por la coalición Podemos y Guanyem, quien afirmó que una de las premisas de su programa electoral era que la isla dejase de estar en manos de unas pocas fortunas y que el acceso a la vivienda se moderase. No sé cómo se puede hacer eso en un Estado libre de derecho y de libre competencia, pero es una bonita ilusión para arañar votos y esperanza; lo malo es que se quede solo en eso: en buenas intenciones y en fantasías rotas.

¿Cómo se hace esto de dignificar la vivienda y recuperar el seny con algo tan básico como es el hogar? ¡Salid a la calle, recoged firmas y desplazad el debate fuera de los bares, porque solo así los problemas se analizan como deben!
La otra cara de la moneda es la del que alquila, porque como en todas las historias también están los que han sufrido en sus carnes impagos, destrozos y realquileres abusivos… pero ese es ya otro artículo #continuará