Cuando los partidos se den cuenta de que hay actuaciones que no dan ni un solo voto - más bien restan - nos evitaremos más de un disgusto. Cuando sean conscientes de que cortar cintas, poner primeras piedras o hacer inauguraciones ‘disimuladas’ ya está ‘fuera de onda’ quizá habremos avanzado algo en esta democracia tan imperfecta que estamos construyendo entre todos. Tan solo hace unos días que empezó oficialmente la precampaña electoral y la Junta Electoral de Balears ya ha tenido que intervenir en dos ocasiones para dilucidar sendas denuncias de formaciones pitiusas. La primera, a las pocas horas de que José Ramón Bauzá convocara los comicios. El presidente del Consell de Formentera, Jaume Ferrer, tras consultar con los servicios jurídicos de la institución, colocaba la primera piedra de la nave de la cooperativa agrícola. El PP de Formentera denunció el acto por considerar que estaba fuera del plazo que marca la Ley. El resultado: multa de 300 euros para el Consell. Días más tarde, el PSOE de Sant Josep trasladaba a la propia Junta una presunta maniobra electoralista del Ayuntamiento del municipio (gobernado por del PP), que ha desplazado las mesas de Cala de Bou -feudo tradicionalmente progresista- a otro núcleo de población, situado a cinco kilómetros. La Junta Electoral ha dado la razón al Consistorio. De momento van dos denuncias, pero observando el ambiente que reina en las Pitiüses, no van a ser las últimas reclamaciones. Aparte de reclamaciones, esperamos propuestas concretas y, si es posible, innovadoras. Seguro que también acaban llegando.