Coincido con el candidato Juanjo Cardona, y sin que sirva de precedente, sobre la injusticia que supone el reparto de escaños por islas. Este diario ya hizo hace más de un mes una información sobre este agravio comparativo. Es ilógico que Eivissa tenga un diputado menos que Menorca con un 50 por ciento más de población. Pero si fuese por población, Mallorca tendría 45 diputados, como mínimo, de los 59 que componen el Parlament y les prometo que no abandero mi origen mallorquín. Formentera, en cambio, no tendría opción a elegir a ningún representante si nos basamos en la población. El tema es complicado y fue uno de los asuntos más difíciles de resolver cuando se redactó el Estatut en 1983. Las islas exigían que las Pitiüses y Menorca eligiesen los mismos diputados que Mallorca en su conjunto (lo que llamaron paridad) y hasta hace poco no era posible aprobar unos presupuestos si dos islas se oponían, algo que nunca ocurrió pero que si llega a producirse hubiera creado un grave problema. Quizás se resolvería si hubiese una candidatura única al Parlament y no por islas, pero entonces el problema lo tendrían los partidos a la hora de confeccionar las listas. Las peleas entre mallorquines, menorquines, ibicencos y formenterenses serían históricas. Quizás ahora que está a punto de empezar una nueva legislatura es la hora de abordar este conflicto, pero auguro muchos problemas y una solución que no gustaría a nadie. Se abrir el melón de los representantes por islas en una reforma estatuaria y PSOE y PP no se atrevieron ni a empezar a discutirlo. Lo que no coincido tanto con Cardona es en presentar un recurso contra este reparto de diputados. Sinceramente, no tiene ninguna posibilidad de que su iniciativa judicial triunfe y menos a un mes de las elecciones.