Pocas tradiciones se repiten más en nuestro país que las procesiones de Semana Santa, las cabalgatas de los Reyes Magos, las rúas de Carnaval, las congas al son de las orquestas en las plazas de los pueblos durante las fiestas de verano o las promesas en campaña electoral. Y por si no lo habian notado, si es así les envidio, quedan menos de diez días para que todos los españolitos acudamos a las urnas a depositar nuestra papeleta con el nombre de aquellos que queremos que nos gobiernen en las distintas administraciones municipales durante los próximos cuatro años. Y por ello, fieles a las tradiciones, los partidos políticos descargan su batería de ideas para convencernos de que ellos son los mejores.

Este fue el caso ayer del Partido Popular en materia cultural. Vicent Serra, candidato al Consell d’Eivissa prometió, entre otras cosas, hacer todo lo posible «para conseguir una coordinación entre todos los ayuntamientos de la isla en la programación cultural y en la potenciación de los artistas locales». Una idea a priori muy positiva. Sin embargo, a un servidor, «que ya es mayorcito y vacunado» como dicen en mi pueblo, le da por pensar si no esconderá un fin político. Seguro que no tengo que ser mal pensado y la propuesta no busca atraer a los artistas que residen en la isla y que finalmente son los que votan. Seguro que busca un desarrollo de la cultura de nuestra isla para que el resto de españoles y europeos que nos visitan sepan que hay algo más que las grandes discotecas y los bech clubs que, dicho sea de paso, proliferan como setas y orquídeas en nuestros campos. Seguro que estaré equivocado y que los artistas locales que viven aquí todo el año tendrán el reconocimiento que merecen por parte de las administraciones y que no sea porque David Guetta, Luciano, Armin Van Buuren, Aoki o Carl Cox no votan en Eivissa. Seguro que estaré equivocado. Lo que sucede es que, como también dicen en mi pueblo... «yo como Santo Tomás: si no veo, no creo».