Xico (Francisco en su DNI) Tarrés comenzó en política a principios de la última década del siglo pasado; iba para concejal de Deportes de la candidatura del PSOE al Ayuntamiento de Eivissa. Fracasó en aquel primer intento pero luego tocó la gloria institucional. Eran aquellos otros tiempos.

Ahora se ve Tarrés inmerso en un procedimiento por presunta insolvencia punible (el alzamiento de bienes de toda la vida) y, como que es un político de otra época el hombre no lo entiende. No comprende que una cosa son las responsabilidades penales (a día de hoy, por dilucidar) y otras las políticas. Y, especialmente, que los tiempos han cambiado.

Quizá cuando Tarrés comenzó en las instituciones se justificaba y daba por bueno que los políticos hicieran favores a sus amigos. Cosas tan aparentemente tontas como que algunos asuntos fueran más rápidos que otros, aunque la inusitada rapidez de un expediente pudieran tener daños colaterales para honrados ciudadanos. En el caso que nos ocupa, un trabajador víctima de un despido improcedente.

Por todo ello, la semana pasada Tarrés certificó que es un político de otro siglo. Lo hizo cuando perdió la oportunidad de explicar ante la jueza preguntas de la acusación- cómo y por qué llegó a su despacho de Presidente del Consell -y él lo firmó- un documento que permitió a un club deportivo endosar una subvención de más de 25.000 € y con el endoso evitar un embargo. La subvención, como Tarrés se empeñó en subrayar, quizá fuera legal; esa no es la cuestión. Lo es saber por qué el entonces Presidente del Consell firmó el documento que permitió el endoso bajo investigación judicial penal minutos después de que la solicitud entrase en el Consell. Porque, según todos los indicios, y así lo entendió la Audiencia Provincial, no estamos solo ante un caso de inusitada eficacia administrativa.

Y encima se hace el ofendido y su partido le corea. Quizá no solo Tarrés sea de otros tiempos.