Podemos ya forma parte de la casta política desde ayer a las 11 de la mañana. La nueva presidenta de la Cámara, Xelo Huertas, pertenece al partido de Pablo Iglesias, si bien antes militó durante muchos años en el PSOE. Ocupará el puesto más representativo y menos ejecutivo de Balears. Y el mejor pagado, por cierto. Un diputado cachondo escribió en su papeleta de votación una frase que decía lo siguiente: «Maria Consuelo Huertas, por el cambio de cromos. Viva la Casta». Voto nulo, pero significativo.

La legislatura acaba de empezar y la nueva forma de hacer política no se ve por ningún lado. Que la «gente normal», como presume Jarabo, llegue a la política solo se nota en la vestimenta. Camisas, vaqueros y camisetas en el arranque de la legislatura es, como mínimo, poco respetuoso con la institución, que desde hace años prohibía a los periodistas acudir con pantalón corto a las sesiones plenarias. Todo muy guay, muy moderno, muy revolucionario, pero veremos cómo se traduce en las políticas. Ayer, leyendo la prensa de Madrid, primer aviso: «La PAH, indignada con Ahora Madrid». Resulta que la alcaldesa Manuela Carmena ha reconocido que no puede paralizar los desahucios. Y hace unos días dijo que del banco público, imposible, que es técnicamente inviable, algo que había prometido con ahínco durante la campaña electoral. Y no hablemos de los concejales madrileños que hacen bromas con el holocausto judío y las niñas de Alcásser. La nueva política, pienso, debería ser otra cosa, no frivolizar con los problemas graves de los ciudadanos. Pronostico una legislatura más que movida. Acaba de empezar y ya ven.