Tengo la costumbre de llamarles Ciutadans porque así se llamaron en origen; Ciutadans es una idea nacida y crecida en tierras catalanas, aunque de tendencia tan centralista o más que el PP. La cuestión es que, Albert Rivera, el presidente de Ciutadans, entró ayer oficialmente en juego con el anuncio de concurrir a las primarias de su partido. Sí, ya se sabía que iba pasar, pero ahora es como si el joven lobo de la derecha española hubiera dicho: «¡Ahí voy!». Ciertamente, puede haber más candidatos, pero, ¿alguien duda de que el cabeza de lista de Ciutadans a La Moncloa será Albert Rivera?

Hace un momento he escrito «joven lobo de la derecha». Pues sí: Albert Rivera es lo que es.

Me importa bastante poco si Ciutadans se afirma y reafirma como partido de centro, o, según convenga, progresista.

Me importa poco porque Ciutadans está llamado, en un futuro próximo, a desempeñar uno de estos tres papeles: uno, diluirse si sus resultados no son determinantes; dos, ser el apoyo del PP; tres, sustituir al PP (o sea, lo que Podemos quiere hacer con el PSOE).

En las Illes Pitiüses hemos analizado una y otra vez los resultados del 24 de mayo. Sin embargo, ante las próximas generales, dichos resultados tienen poco valor: Ciutadans no había desembarcado aún en las Pitiüses, un hecho que distorsiona cualquier análisis. Cuando desembarquen, estarán todos los invitados a la fiesta.

Por cierto, me pregunto qué serán al final en las Pitiüses: ¿Ciutadans o Ciudadanos?... Yo creo que van a optar sin dudar por lo segundo.