No suelo fiarme demasiado de los políticos. Lo siento, pero llevo demasiados años tratando con ellos. Si además el político que llega intenta hacerme creer que es más austero, solidario, y se presenta con todas las bondades del mundo, como si fuera la reencarnación de Gandhi, aún me fío menos. Lo digo porque apenas nos acordamos ya del debate que se produjo entre PSOE y Podemos-Guanyem, tanto monta monta tanto, a costa de los sueldos. Tenían que bajarse un 15%, pero al final se queda en un 5%. Lo peor no es eso (creo firmemente que los políticos tienen que cobrar sueldos decentes) sino que nos intentan vender que se ha reducido la estructura política del Consell d’Eivissa cuando en realidad ha aumentado. Es cierto que hay tres consellers menos, pero se crean siete directores insulares que no existían la pasada legislatura. El balance, cuatro altos cargos más, lo que supone mayor gasto para los ciudadanos de Eivissa. Lo siendo, pero los números son los números.Y en Sant Antoni, lo mismo. Ha llegado un nuevo gobierno con aire fresco, que nos dijo que ganarían menos y trabajarían más que los anteriores, pero al final la factura saldrá más cara a los ciudadanos. En concreto, 10.000 euros más al año. Tampoco es una cantidad relevante y no significará la quiebra del Ayuntamiento de Sant Antoni, pero molesta que nos vendan una nueva forma de hacer política, más austera, participativa, de consenso y transparente cuando al final los ciudadanos no notan la mas mínima diferencia. Y no hablemos de Formentera, donde el ahorro ha sido a costa de la oposición. Eso sí que es fácil hacerlo. Y sin consenso ni transparencia. Vamos, que estos nuevos tiempos políticos darán mucho que hablar.