El pasado viernes, el nuevo equipo de gobierno de Sant Antoni hizo un repaso de su primer mes al frente del consistorio. Si es demasiado pronto para juzgar la acción de gobierno de un equipo recién formado (respetemos los tradicionales 100 días de gracia) quizás también lo sea para hacer precoces balances. A pesar de ello, una cuestión que ahí se apuntó bien merece un breve comentario.

En su turno, el alcalde, José Tur ‘Cires’, hizo referencia al manido cambio de modelo que necesita el municipio. Hace años que la inmensa mayoría de portmanyins lo reclaman, que los empresarios lo pregonan ante la creciente obsolescencia de sus negocios y que los representantes políticos se llenan la boca con ello sin que se llegue a concretar prácticamente nada. Pasan los años y el eufemismo ‘plaza madura’ se va quedando corto.

Sin embargo, nadie sabe exactamente en qué debería consistir ese cambio de modelo o cómo conseguirlo... o nadie se atreve a decirlo públicamente, sin la presencia de micrófonos. Lo que parece claro es que debe ser un cambio consensuado, como así lo expresó ‘Cires’.

Evidentemente, ese acuerdo no debe limitarse a todos los grupos políticos (que también), sino que debe incluir además a todos los sectores implicados: empresarios, comerciantes, propietarios y vecinos.

De ahí la dificultad de alcanzar ese pacto. Para fijar un nuevo rumbo, todos tendrán que ceder antes sus pretensiones, todos deberán sacrificar parte de sus intereses particulares. Todos. Y deberán trazar una nueva ruta con un objetivo común. Ahí encontramos el verdadero escollo: la sociedad actual nos empuja de una manera feroz a defender nuestra individualidad, nuestro ego... Cuesta pensar en crear en común cuando la mayoría solo piensa en sí mismo, pero debemos aprender a pasar del yo al nosotros. En beneficio de todos.