Tanto el Consell Insular como los ayuntamientos están desbordados a causa de numerosos problemas antiguos y heredados, y por todos los que produce la nueva sociedad de consumo. El más visible es la falta de agua potable en el municipio de Sant Josep, que está aliviando la situación gracias a los 800 metros cúbicos que aporta la desaladora de Eivissa y a otros 500 m3 de la planta que el grupo Matutes tiene en Platja d’en Bossa. Y aquí y ahora bueno es recordar que Alonso Marí Calbet también compró una planta desaladora en Israel para abastecer sus establecimiento hoteleros de la pitiusa menor. Pero se da el caso que, al igual, que Matutes, también pudo vender excedentes de agua potable al Ayuntamiento de Formentera, una isla en la que agua muy salada salía por los grifos y después se consiguió que GESA instalara una desaladora en Ca Marí. Es un ejemplo claro de que la empresa privada en nuestra isla siempre ha ido por delante de la clase política. Así que más respeto a los creadores de riqueza y de puestos de trabajo, y así incluyo a todos los que dan vida a la Pequeña y Mediana Empresa (PIMEF).

Agua potable

Muy acertado es que el Consell de Alcaldes impulse la creación de la Agencia Insular del Agua, pero les sugiero que vayan a lo práctico, ya saben: «a Dios rogando y con el mazo dando». Y me refiero a que traten de iniciar de manera inmediata la construcción de la interconexión de las desaladoras (incluyendo la de Santa Eulària), que ha de pasar por Sant Rafel, ya que allí se encuentra la conexión que va desde Cala Gració (Sant Antoni) a la desaladora de Vila. Por cierto, en Sant Rafel, años ha, se construyeron dos depósitos para abastecer dicha población con agua desalada en Cala Gració, pero los políticos construyeron dichos depósitos a una altura inferior a la recomendada por los técnicos municipales (especialmente el ingeniero Toni Bassó), y resulta que han de llenar dichos depósitos con agua transportada en camiones. ¿Qué les parece la broma? ¿No creen que se deberían pedir responsabilidades a los incompetentes políticos?

Playas y embarcaciones

Otro tema importante es la enorme cantidad de hamacas que se alquilan cada día en nuestras playas, hasta el punto de que Podemos denuncia el secuestro de playas por negocios privados. Lo cierto es que algunos ayuntamientos jamás han controlado las concesiones otorgadas ni han enviado celadores para ver si hay más hamacas y otros artilugios de lo permitido. Normalmente, las playas más conflictivas son las Cala de Bou y Platja d’en Bosa, en el municipio de Sant Josep, que a mi entender ha sido el más incompetente (en varios órdenes) de los ayuntamiento ibicencos. Durante años y años Sant Josep ha parecido una agencia inmobiliaria olvidando los problemas reales, y una prueba es la escasez de agua que han de soportar los residentes y los visitantes. ¿Por qué no han planificado la construcción de una desaladora sin tener que depender de otros municipios?

Otro caso de overbooking se da en las costas y playas de las Pitiusas, y me refiero a las miles de embarcaciones de ocio que fondean en cualquier lugar, sea fondo de arena o de posidonia, y la prueba es que se han cargado en más de una ocasión los cables telefónicos entre Eivissa y Formentera, y también el emisario de Talamanca. En cualquier caso, no piensen algunos que en las cartas náuticas se indique la clase de material existente en el fondo del mar ya que a nivel internacional no funciona así. Normalmente, sólo se indica la profundidad. Entonces, para poder tener una buena base de datos, para obrar en consecuencia, sugiero que se haga fotografía aérea para saber la cantidad real de embarcaciones que nos visitan y, al mismo tiempo, poder contar las hamacas que llenan las playas. Naturalmente, la operación fotográfica serviría para saber cuántos vehículos circulan por nuestras carreteras y el número aproximado de vendedores ambulantes que inundan las playas y otras zonas de baño. A ver si entre todos conseguimos que nos gobiernen mejor.