El título del artículo es una antigua expresión utilizada para señalar que «nada ni nadie, de la categoría que fuere, podrá realizar una determinada acción». En el caso de la contaminación acústica que tenemos en buena parte de nuestra isla, destaca el hecho de que las grandes discotecas han pedido al Consell Insular que se persigan las ‘ilegalidades’ de beach clubs, hoteles conciertos, party boats y otros establecimientos de Eivissa. La denuncia ha sido formulada por la Asociación de Empresarios de Salas de Fiesta y Discotecas de Balears (Abone), pero enseguida tuvieron respuesta de la Asociación de Ocio de Ibiza, en la que se agrupan, entre otros, Ushuaïa, Blue Marlin, Bora Bora y DC-10. Al parecer, los denunciantes tienen un compromiso del Consell, en el sentido de normalizar la situación la próxima temporada turística, la de 2016. ¡Toco madera! Pues bien, teniendo en cuenta que la ley dice que la música no puede molestar a nadie en ningún momento, no entiendo que el Consell de Alcaldes, que preside Vicent Torres, no actúe con más premura y se tome la decisión que la población espera: que se hagan cumplir las ordenanzas municipales relacionadas con controles musicales, aforos y horarios de cierre. Es muy posible que yo ande equivocado y que jamás vea/veamos cumplidos mis/nuestros deseos de paz y tranquilidad, y una buena prueba es que los vecinos de Platja d’en Bossa han grabado vídeos para demostrar que hay un exceso de ruidos musicales generados por bares, hoteles, etcétera. Los hechos (el ruido) no son nuevos y han sido otra vez denunciados por el concejal Antoni Villalonga del Movimiento Cívico EPIC. Vamos a ver si ahora las nuevas denuncias van a tener más suerte. Mientras tanto, el Ayuntamiento de Santa Eulària ha impuesto multas de hasta 18.000 euros a dos hoteles de es Canar por incumplir la normativa de ruidos, y también denunciará a los propietarios de alojamientos turísticos que permitan fiestas ilegales. A mayor abundamiento, ha trascendido que ha reclamado a un nuevo establecimiento, al parecer, hotelero de Cap Martinet, que deje de celebrar fiestas ilegales día sí y día también. Por lo visto, es más que necesario que el Consell de Alcaldes tome el acuerdo de retornar a la legalidad el problema de la contaminación acústica y «a quien Dios se la dé, San Pedro se la bendiga».

Vinieron las lluvias

Hablar de las inundaciones que sufre la ciudad de Eivissa a consecuencia de los aguaceros que se dan con poca frecuencia (en los últimos se han registrado unos 44 litros por metro cuadrado), menos mal, es repetir que el centro de Vila, y ahora también la zona portuaria, se llenan de excrementos, aguas residuales sin depurar y también de ratas, que las hay. No lo entiendo. ¿Cómo es posible que los técnicos del Ayuntamiento de Eivissa y los del Consell Insular no se pongan a reestudiar el problema para erradicarlo, claro? Así las cosas, sugiero que el problema de la inundaciones, que tanto nos perjudica, se tenga por prioritario de una vez por todas. Reúnanse con los técnicos de la Autoridad Portuaria, que ha instalado una nueva tubería para evacuar las aguas pluviales, y los del Govern balear, para que se sepa cuál es la causa del problema que padecemos varias veces al año.

Sinceramente, acabar con las inundaciones que sufre la milenaria ciudad de Eivissa es más importante que planificar, por ejemplo, un tranvía (sin raíles) que vaya del puerto al aeropuerto, sobre todo, teniendo autobuses que salen cada 15 minutos. Y si hay que poner más vehículos en horas punta, pídanle a la empresa Voramar el Gaucho que programe más frecuencias. Así de sencillo. En fin: hagan lo posible para que se pueda decir que «aquí sí tenemos Rey y Roque».