Asumo mi sorpresa por el pago de horas extra a dos cargos de confianza del Ajuntament de Sant Antoni. Igual es lo habitual en algunas instituciones, pero no conocía ningún precedente hasta ahora. Seguramente hasta el propio Ajuntament de Sant Antoni tenía tantas dudas de la anomalía que tuvo que solicitar un informe de los servicios técnicos. Conozco de un caso que se otorgó un pago extra a unos altos cargos y el directivo que los autorizó tuvo que devolver el dinero de su bolsillo, unos 8.000 euros que abonó a plazos a petición de la Sindicatura de Comptes. El problema es muy simple. Se ha hecho tanta demagogia con el tema de los sueldos para políticos y cargos de confianza que, como ganan menos de lo que merecen, hay que premiarles con horas extra. Un cargo de confianza tiene que estar pendiente del trabajo 24 horas del día y debe estar bien pagado, con un sueldo más que digno. Porque, a diferencia de la mayoría de funcionarios, ellos no desconectan (siempre hay excepciones) a las tres de la tarde. Y lo sé por experiencia. Pero ya sabemos que hemos pasado varias semanas hablando de sueldos, de casta, de austeridad, de transparencia, de destinar parte de la nómina a los más desfavorecidos y luego pasan estas cosas. Que el Ayuntamiento envía una nota de desmentido de lo que denunció el PP en el plenario donde en realidad reconoce el pago de las horas extras, si bien añade que se abonaron con informes a favor. No me quiero ni imaginar si el PP hubiese cometido tamaña osadía la que se armaría en esta isla, pero lo fácil, lo normal, es que la concejala responsable del departamento de personal diese las explicaciones en el pleno y no con un desmentido que, en realidad, era una confirmación a la metedura de pata municipal.