Reconozco que me ha sorprendido una imagen de tres representantes del Govern -dos consellers y el presidente de la Comissió Balear de Medi Ambient- exigiendo al Gobierno de Rajoy que no autorice prospecciones en Balears. La iniciativa es buena, pero me temo que hay un poco de postureo. Entre otras cosas porque la tramitación de las prospecciones que aún están vivas se presentaron cuando el Gobierno lo presidía Rodríguez Zapatero. No escuché nunca ni una palabra de Biel Barceló, actual conseller económico del Govern y líder de Més, en contra de las prospecciones en el anterior pacto. Ni una sola palabra, ni una crítica. Cuando el ministro Soria empezó a defender las prospecciones -de forma inconsciente y errática- empezaron a indignarse todos aquellos que callaron cuando se admitieron a trámite las peticiones para perforar la costa balear. Hasta entonces, silencio. Miembros del Govern de Antich ni siquiera debían saber qué tipo de proyectos se presentaban en Madrid. De hecho, el propio Antich dijo en Eivissa que las prospecciones no eran ningún escándalo y no escuché ni una crítica de Biel Barceló. Ahora todos se hacen la foto, se indignan, piden, instan a Rajoy, pero quizás los lamentos llegan bastante tarde. Entre otras cosas porque me da a mí que la batalla en contra de las prospecciones está más que ganada, que ninguna empresa tiene interés ya en perforar la costa balear, y porque aquí ha habido movimientos ciudadanos, honestos, responsables, que han ejercido como tales cuando era necesario. Sin postureo ni intereses políticos. Solo por amor a esta tierra. Por eso cuando veo ahora algunos políticos con la bandera antiprospecciones no puedo dejar de sorprenderme.