Ahora sí, la temporada de verano ya es historia. Dos semanas atrás, en el calendario, entramos oficialmente en el otoño. Los niños ya llevaban otras tantas en el cole. Ahora ya ha llegado el cierre para los no tan niños. El closingpone punto y final a otro verano que ya es historia.

Un estío que quedará en los registros de la Aemet por los altas temperaturas. Dejamos atrás el verano más cálido desde 1952, con noches tropicales y también algunos episodios de lluvia en pleno agosto que no recordaban ni los más clásicos de las islas.

El final de la temporada también se nota en los enlaces con la Península. Algunos desaparecen del menú para siempre y las combinaciones reducen los fines de semana a la mínima expresión para fastidio de los usuarios. Si no media retraso alguno, llegas el viernes para dormir y te vuelves el domingo cuando no has acabado de hacer la digestión de l’arròs a banda en familia.

Sólo hay una cosa que prácticamente no cambia en Eivissa, encontrar una casa. Si llegas antes del verano, lo tienes claro: o tienes un buen bolsillo que te abra cualquier puerta o, en el mejor de los casos, te toca alquilar una habitación. Esta temporada algunos fueron un poco más allá y llegaron a cobrar más de 400 euros por un colchón en un casa multicompartida.

Y cuando buscas casa para todo el año, eso ya es rizar el rizo. Si eres previsor, empiezas a bucear en el entramado de alquileres que opera en la isla y tienes que ir quemando etapas. Al principio te dicen que en septiembre puede haber algo. Después te emplazan a la segunda quincena. Insistes y te dicen que hasta que pasen los closing nada de nada. Y así, el año se va consumiendo...