Talamanca es el ejemplo del doble discurso que suelen emplear los políticos cuando están en la oposición o en el gobierno. Recuerdo cómo los políticos de izquierdas se rasgaban las vestiduras cuando Biel Company, conseller de Medi Ambient, decía que no podía declararse la emergencia para el emisario de Talamanca. Era un tema administrativo e infringir esta norma era cometer un delito. Ahora que la izquierda gobierna se habrá dado cuenta de que lo que decía Company era una realidad, que es peligroso saltarse la ley por muy injusto que los vecinos de Talamanca deban sufrir varias veces cada verano la rotura del emisario. Ahora ningún dirigente de izquierdas se escandaliza ni le dice al actual conseller de Medi Ambient que en lugar de hacer el ridículo con Armengol bailando delante del Parlament por la derogación de una ley declare la emergencia de las obras de Talamanca. ¿No decían que Bauzá y Company engañaban a los vecinos de Talamanca? ¿Qué piensan ahora? ¿Piensan escribir algún tuit autocrítico con sus compañeros de partido? Yo lo lamento por los vecinos de Talamanca, que al final han cumplido su amenaza de ir a Fiscalía, pero tendrán que esperar bastantes meses más antes de ver cómo sustituyen el emisario. Porque la ley debe cumplirse, hay unos plazos, unas normas, y ni la demagogia política puede saltársela. No creo que sea mucho pedir que los políticos utilicen el mismo discurso cuando gobiernan o están en la oposición, que actúen con responsabilidad y, sobre todo, que no engañen a la gente. Esperemos que la polémica sobre Talamanca sirva para evitar que estas cosas vuelvan a pasar, aunque me temo que todo seguirá igual. Ojalá me equivoque, pero la demagogia suele venderse fácil y barata.