Hace tres meses, desde este mismo altavoz, el bueno de Juanan Torres @labritja84 aventuraba el letargo informativo en el que cae la crónica de sucesos tras el frenesí de la temporada estival y me recomendaba una excursión por el pla de Albarca y el de Corona para disfrutar el tránsito otoñal en la isla. El domingo cumplimos parte de su recomendación. Su propuesta incluía bicicletas y un baño. No hubo ni una cosa ni otra, pero si una fantástica caminata en buena compañía desde el Pou de Corona hasta ses Balandres. Tras disfrutar desde lo más alto de las impresionantes vistas que deja al visitante esta abrupta pero bella zona de la isla, el pequeño Samuel venció al miedo y se puso al frente de la expedición para descender por la sinuosa senda que antaño los pescadores subían con la carga de las capturas a la espalda.

En algunos tramos de la bajada, las ráfagas de viento complicaban la marcha pero la recompensa valía la pena. Tras una hora de marcha, allí estábamos Amàlia, Patricia, Joanet, Samuel y un servidor frente a ses Margalides. A nuestro pies, un bravo Mediterráneo rompía contra las rocas y los embarcaderos. Vencer el miedo tiene su recompensa. El camino de vuelta se saborea mucho mejor. Deshaciendo nuestros pasos por el pla de Corona me volví a acordar de Juanan en ‘modo culer’ y del antaño famoso ‘miedo escénico’ del Bernabéu que, poco a poco, va quedando en una leyenda urbana.

Vencer al miedo también ayuda a digerir una mala experiencia. Los miles de franceses que el 13N estaban en el Estadio de Francia entonaron la Marsellesa como muestra de unión frente al terror y vencer al miedo. De momento, aquí seguimos. Sin vértigo a la ausencia de noticias y el baño queda pendiente.