Algunos pronostican que después de las elecciones del 20 de diciembre pueden pasar cosas importantes en los gobiernos. Si el PP mantiene el poder en el Gobierno central, Podemos intentará desmarcarse (aún más) del PSOE y pondrá dificultades en los gobiernos en los que participa o los que apoya. No es de extrañar. Porque, por desgracia, la política no se plantea por el interés general, en resolver problemas de los ciudadanos, sino en ganar distancia respecto al rival político. Si hay que estar tres años a la greña para ganar uno o dos diputados más, pues sin problemas. Da igual si paralizamos un gobierno, si no se aprueban unos presupuestos o si hay que dejar en el cajón proyectos esenciales para esta isla o para el conjunto de Balears. Eso puede pasar a partir del 20 de diciembre. En el Parlament, por ejemplo, se discute ahora si Podemos dejará de apoyar los presupuestos porque exige que no se paguen las deudas a los bancos. El Govern dice que eso es imposible, aunque recordamos que algunos de sus partidos también lo proponían la pasada legislatura y ahora miran para otro lado. Si no se aprueban los presupuestos, Armengol debería convocar una cuestión de confianza, someterse al Parlament, y en caso de perderla, debería convocar elecciones. Porque no me imagino a Armengol gobernando un año con una prórroga de los presupuestos aprobados el año pasado por el PP. O sí. Porque hoy en día todo vale, la política de altura ha pasado a un segundo plano, el nivel ha bajado muchísimo, y estamos más pendientes de twitter, de decir chorradas en las redes sociales, que realmente de gobernar para ir aprobando cosas, mejorar la vida de los ciudadanos. Todo eso puede pasar después del 20 de diciembre. Nos podemos preparar.