Las elecciones no han conseguido sacarnos de dudas. Los resultados han añadido aún más confusión de la que ya existía antes de la cita electoral y, hoy por hoy, nadie se puede atrever a hacer un pronóstico mínimamente coherente sobre lo que pasará. Al PP no le basta ni Ciudadanos para llegar a los 176 escaños de la mayoría absoluta. Y el PSOE tiene que sumar a tantos partidos de izquierdas para convertir a Pedro Sánchez presidente es una misión parece imposible. El 20-D nos ha dejado un sudoku político y tampoco parece que repetir las elecciones tampoco serían ninguna solución. A nadie le interesa nuevas generales.

Habrá que ver cómo se las arregla Rajoy para gobernar, pero no lo tiene nada fácil. En Eivissa, los resultados electorales han sido sorprendentes y el PSOE es el partido más perjudicado de estas elecciones, superado por Podemos, que no tendrá a ningún diputado ibicenco para poder rentabilizar este magnífico resultado electoral. Podemos ha preferido dar más protagonismo a Menorca. Una auténtica lástima. El PP, que no vive precisamente su mejor momento, ha vuelto a ser el partido más votado y de relativo éxito se puede considerar que dos ibicencos, Marí Bosó y Santi Marí, tengan el pasaporte para ocupar escaños en Congreso y Senado, respectivamente. En Balears, el panorama para los socialistas tampoco es nada optimista de cara al futuro. Armengol no sabe rentabilizar la presidencia del Govern y su PSOE ha sido superado por Podemos. Seguramente este vuelco tendrá consecuencias en la gobernabilidad. Porque cuesta imaginar que un Podemos como segunda fuerza no intente rentabilizar esta situación en el Parlament. Que no extrañe a nadie que Francina Armengol proponga a Podemos que se incorpore al Govern. Aún así, peor lo tienen Rajoy y Sánchez para poder gobernar. Ya veremos cómo se las arreglan.