Cuando alguien tiene la iniciativa de poner en marcha algo tan admirable y loable como un Banco de Alimentos cuesta creer que medio año después ninguna empresa privada de Eivissa (sí, esta isla que económicamente crece un 3,7%, por encima del PIB de Mallorca y Menorca) les haya ofrecido un almacén, nave industrial o local donde poder ejercer su actividad solidaria. Por el momento, tal y como explicó el impulsor de este Banco de Alimentos en Eivissa, Jaume Ródenas, no han podido aceptar donaciones de otros bancos de alimentos del país (10 toneladas de zumo de frutas y siete toneladas de roscones de reyes, por ejemplo) porque no tienen un almacén donde guardar los alimentos y organizar su distribución (un requisito indispensable para poder empezar a funcionar como banco de alimentos es tener un espacio físico en el que organizar y repartir la comida). Me parece muy grave que se estén perdiendo oportunidades de ayudar a la gente porque no están consiguiendo que ninguna empresa privada ni institución pública les ceda gratuitamente un local. Si no lo consiguen, tendrán que decantarse por la opción del alquiler. En otras palabras, esto significa que deberán pagar una mensualidad para poder ayudar a quien no tiene (o no le llega) para comer. ¿Hola, hay alguien con corazón ahí? Ayuntamientos como Santa Eulària y el Consell d’Eivissa ya han anunciado que les ayudarán económicamente si necesitan dinero para pagar el alquiler. Pero, ¿en serio nadie es capaz de ceder gratis una nave o almacén para que puedan ayudar a dar de comer a la gente en una isla que se caracteriza por ser el motor económico de Balears? Ródenas tiene como objetivo poder repartir alimentos la campaña de Navidad de 2016, ¿lo conseguirá?