Hay frases cortas cuyo significado es largo. Creo que el título de este artículo es una de ellas.
Se inicia el año 2016 con una bajada de impuestos encaminada a potenciar el consumo por parte de las familias. Esta acción se apoya en tres pilares:

- En una subida del salario medio a través de la bajada en las retenciones del impuesto sobre la renta de las personas físicas (esto representa un incremento medio de 18 euros/mes para cada trabajador).

- Se mantiene el IPC (el mismo que en enero del año pasado) lo que significa que a mayor salario neto e igualdad de precios las familias tienen de facto un mayor poder adquisitivo.

-La bajada en los tramos del IRPF que permitirá que los ciudadanos tengan mayor cantidad de dinero en el bolsillo para el consumo.

Por tanto, el comienzo del año sale más barato. Por eso, no está de más ser positivo en este inicio de año. Debemos confiar en que se resolverá el sudoku político que nos ha dejado el resultado electoral y evitar que este resultado afecte a la confianza de los ciudadanos.

No permitamos que sobre las buenas perspectivas de la recuperación empiecen a ponerse sombras que nos trasladen a la incertidumbre. Son momentos de visión donde no se debe despreciar a nadie: un átomo hace sombra.

La mejor política que ahora se puede hacer es la de confiar en el consumo de las familias para obtener ingresos por parte del estado y no tener que endeudarse. Los mercados seguirán confiando en nuestro país si no nos endeudamos; España debe ir rompiendo el paradigma demasiado instalado en ámbitos privados y públicos, de que el éxito económico se mide por la cantidad del gasto y no por su calidad. Es decir, por el efecto que tiene sobre el ciudadano. Debemos ir hacia esas políticas de gasto que se vinculen a ingresos ciertos y que sean productivas para la sociedad.

El volumen por el volumen, como política pública, puede valer para los países que están arrancando pero no para aquellos que, como España, lideran la recuperación económica y son ejemplo para Europa.

Igual que ahora empieza una nueva transición en España, también es el momento de plantearnos el modelo que queremos. Los deberes no están acabados y la gestión tampoco, falta seguir trabajando para que la recuperación económica llegue a todos y no sólo a algunos. Pero eso sólo se puede conseguir con estabilidad política, es decir, con grandes pactos de estado.

Debemos avanzar hacia el 2020 con paso firme y decidido. La política de hechos es la que necesitan ver los ciudadanos porque muchas promesas disminuyen la confianza. Deberíamos tener claro que no hay premios ni castigos sino sólo consecuencias de unas u otras políticas y que el camino hacia la total recuperación sólo depende de dos palabras: esfuerzo y trabajo.