Negligencia, falta de cuidado y de interés. Así define mi diccionario Espasa lo que considero sucede en Formentera con respecto al suministro eléctrico. Negligencias varias a lo largo de los 20 años que vivo en esta hermosa tierra, pero la perla se la llevan la falta de cuidado e interés por parte de la empresa del sector y de las administraciones que deben cuidar, para que en pleno siglo XXI, 1655 abonados a la red no tengan que padecer (otro verbo que últimamente se ha vuelto recurrente en las crónicas periodísticas) un corte de luz de entre 6 y 16 horas. Según nos informaron los responsables de la compañía el problema fue culpa de la «climatología adversa» que se traduce en fuerte viento que afectó los tendidos aéreos. Esa noche, como lo dije en mi crónica, el viento era normal y hoy (por ayer) cuando escribo este comentario, sí que bufa el vent i molt, así que acabaré rápido de escribir no sea que se corte la luz otra vez. Vuelvo a la desidia que se puede sumar en la falta de inversiones en esta materia reclamada por activa y pasiva por todos los equipos de gobierno que han pasado por la Casa Consistorial y por los colectivos ciudadanos, este último un conjunto muy potente a la hora de tomar decisiones. Otra cuestión a añadir, si esta avería hubiera ocurrido en el mes de agosto, la malas lenguas aseguran y perjuran que se hubiera solucionado en un plis plas, pero ahora con la isla con el cartel de «cerrado por temporada baja», que se jodan los residentes. La desidia no está en la lista de los siete pecados capitales elaborada por Santo Tomás, pero se podría incluir entre dos que si están: pereza y avaricia.