El Evangelio no habla del primer milagro de Jesús en unas bodas en Caná de Galilea: la conversión del agua en vino. Milagro que el Señor realizó a instancias de la Virgen. Milagros solamente Dios puede hacer, por eso el milagro manifesta la Divinidad de Jeuscirsto. En las bodas dice el Evangelio, estaba la madre de Jesús. También estaban invitados Jesús y sus discípulos. Esta presencia del Señor en las Bodas de Caná es señal de que Cristo bendice el amor entre hombre y mujer, sellado con el matrimonio. Dios , en efecto, insituyó el matrimonio al principio de la Creación ( Gen. 1, 27-28), y Jesucristo lo confirmó y lo elevó a la dignidad de Sacramento. La actitud de la madre del Señor, es relevante y expresiva de su solicitud para ayudar en lo que haga falta, incluso sin que le pidan ayuda. Se da cuenta, se fija que ya nos les queda vino y lo comunica a su Hijo: " No les queda vino" . Jesús era un invitado más, parece que no le concierne a Él solucionar el problema. Pero la Virgen dice a los sirvientes: " Haced lo que el os diga". La Virgen es tan poderosa en su intercesión que no duda que Jesús hará algo para resolver el apuro de aquella familia, y lo hace. En el cuarto Evangelio, la Madre de Jesús, aparece solametne dos veces. Una en este hecho, de las bodas y la otra en el Calvario. Una al comienzo de su vida pública y la otra al final. En ambos episodios contemplamos la especial solicitud y ternura maternal de la Santísima Virgen hacia los hombres. Dios atenderá todas las peticiones por mediación de María. La piedad cristiana, con precisión teológica, ha llamado a Nuestra Señora " omnipotencia suplicante". El milagro de Caná constituye un paso decisivo en la formación de la fe de sus discípulos.

Los creyentes, por la fe, adoramos a Jesucristo real y verdaderamente presente en la Eucaristía, con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, como está en el Cielo. La Sagrada Eucaristía es el "Misterio de Fe".

Jesús, por medio del sacerdote convierte el pan en su Cuerpo y el vino en su Sangre.

Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar