Este último mes he rejuvenecido y no por las cremas antiarrugas y demás potingues a los que la sociedad nos empuja sino gracias al cine y a la televisión. Desde mi pequeño rincón del mundo quiero agradecer a esos brillantes creadores que hacen de la ciencia ficción el instrumento que quizás más páginas de su historia ha llenado, la teletransportación en el tiempo. Semanas atrás un meme circulaba por las redes para graficarlo. Un espectador en la treintena entraba al cine a ver la última entrega de Star Wars y en la viñeta vecina salía del mismo convertido en niño. Pues así me he sentido al verla (aprovecho la ocasión para realizar una mención especial al Teatro España de Santa Eulària por esas anheladas funciones en versión original que llevan tiempo deleitando a amantes del cine sin doblajes y a muchos residentes extranjeros a precios asequibles) y así me he vuelto a sentir al observar desde el sofá el estreno de la décima temporada de aquellos ‘Expedientes X’ noventeros que hicieron de las series la potencia que son hoy en día. Sí, reconozco que soy muy friki en lo que a estos temas respecta, pero quién no ha pensado que algo de verdad tiene que haber. Es más, quizás a todos nos haga falta disfrutar libremente, y recuperar esa curiosidad y capacidad de asombro de antaño. Y hablando de disfrutar me he acordado que esta semana he tenido que buscar billetes de avión para ir a Barcelona a ver a una amiga, al Atleti de mis amores y a Messi, al entrar en la página web de la aerolínea amarilla me ha sorprendido lo imposible que es de comprender. El precio del billete en el calendario era de 27 euros, a la derecha un recuadro señalaba que la tarifa total era de 33 euros y que el descuento de reisdente aplicado era de menos 7 euros. Todavía sigo esperando que alguien me explique esos 7 euros de qué venían a ser el 50% que manda la ley. Para pedir explicaciones por teléfono hay un 807... que cuesta 0,91€ el minuto. Casi sale más a cuenta no entender.