Se dice que «cada maestrillo con su librillo», y todo indica que en nuestra comunidad autónoma, en todo cuanto afecta a las políticas que han de regular nuestras vidas, así es. No sé si en el resto de comunidades españolas sucede lo mismo, pero no lo creo. Hay que ver el follón que ha armado el Govern balear con la ecotasa y el urbanismo. Aquí y ahora, y antes, los ayuntamientos no han sido capaces de disponer de unas normas urbanísticas que sirvan para todos y sean duraderas. Y no es así. Los trabajos para tener un Plan General de Ordenación Urbana o unas buenas Normas Subsidiarias se eternizan y se crea una inseguridad jurídica que vuelve majaras a los propietarios y a los inversores. Un día es blanco otro es negro y pongo como ejemplos ses Feixes de Vila, Benirràs y ses Variades de Sant Antoni. No hay derecho a que las malas prácticas se reproduzcan en casi todas las legislaturas y la única explicación que encuentro es que no hay una clase política preparada. En suma, el Consell insular se lo debe hacer mirar y estudiar cómo solucionan la problemática del urbanismo en países cercanos. Quizás se podría copiar y adaptar lo bueno que nos viene de fuera para poner orden en nuestra escasa geografía. Y la ecotasa, que me parece una solución para lograr ingresos que se puedan destinar a mejorar nuestro entorno, tampoco tiene un futuro esperanzador. En otros países europeos hay ecotasa, pero va a las arcas municipales. Aquí el gran beneficiado será el Govern balear y nuestra isla quedará ‘in albis’, a lo que se disponga en Palma. Vamos mal, muy mal.

Relaciones públicas

El Ayuntamiento de Eivissa acordó el pasado año prohibir la presencia de ticketeros (relaciones públicas) en parte de la Marina y en la zona portuaria. Y ahora que el verano se acerca a pasos agigantados sería conveniente que la moción presentada entonces por el PSOE se haga efectiva. Son una molestia permanente durante varios meses de la temporada turística y, en ocasiones, se aprovecha la distribución de propaganda para ir a consumir en un determinado establecimiento de ocio para la distribución de sustancias estupefacientes. En realidad, los ‘public relations’ iniciaron su andadura hace más de 50 años en Sant Antoni, entonces con el nombre de ‘boca-boca’. Son una verdadera plaga, pero me temo que si no pueden realizar sus funciones en Vila se trasladen a Platja den Bossa (Sant Josep), ya que allí suelen ser más permisivos.

Y sigo en el municipio de Eivissa para solicitar a sus gobernantes (Ayuntamiento) para que acaben también con los vendedores ambulantes en las playas. Sin vendedores y con menos hamacas las playas pueden recuperar parte de su antiguo esplendor.

Claro que hay una cala: Talamanca, que lo tiene más crudo. Los del Govern balear se han inventado un artilugio metálico para mantener sujeto el emisario de aguas residuales mal, muy mal depuradas, pero las roturas del mismo, por parte de las anclas de algunas embarcaciones, pueden repetirse nuevamente. ¡Vivir para ver!