Este domingo es la Jornada de Manos Unidas, asociación de la Iglesia en España para la promoción y el desarrollo de los países pobres luchando contra el hambre en el mundo. Con esa misión Manos Unidas, desde su fundación trabaja para que las personas vivan y vivan dignamente. La organización católica Manos Unidas llama nuestras conciencias con su Campaña anual en la lucha contra el hambre en el mundo y en el compromiso a favor de un desarrollo humano integral y sostenible para todos.

En nuestra Diócesis desde hace más de 50 años Manos Unidas está presente y trabaja y promueve nuestra colaboración a ese buen fin de trabajar para acabar con el hambre en el mundo, donde hay aún cerca de 800 millones de personas que pasan hambre.

Manos Unidas en nuestra Diócesis, con el trabajo y la generosidad de la Junta directiva, encuentra acogida en todos los pueblos de Ibiza y Formentera y podemos decir que en todas las parroquias, a lo largo del año mueven actividades, con la colaboración de los obreros parroquiales y otros voluntarios de modo que se adquieren recursos para hacer frente a los proyectos que desde la Dirección general se nos presentan cada año. Con el resultado de esas acciones hacemos llegar ayuda, cumpliendo así las acciones de Jesucristo, que se compadecía de aquellos que no tenían qué comer.

Con estas ayudas que envía Manos Unidas no sólo se hace un bien a favor de los necesitados, sino que se hace también una manifestación de quienes somos los habitantes de Ibiza y Formentera: personas que piensan en los demás y que tratan de ayudar a los necesitados: a los locales por medio de Caritas, a los de fuera a través de Manos Unidas. Es pues, una buena fama para nuestras Islas las acciones buenas que aquí se promocionan y se llevan a término.

Este año el lema de Manos Unidas es "Plántale cara al hambre: siembra". Trabajar para superar el hambre en el mundo no es sólo una cuestión técnica, sino una puesta en práctica de unos criterios morales que nos hacen ver a las personas, a todas las personas como hijos de Dios y, en consecuencia, hermanos nuestros. De esa manera se pueden ir dando los pasos para la construcción de un mundo cada vez más justo y mejor, un mundo como Dios lo tiene pensado. El mundo es para toda la humanidad y todos tenemos que colaborar para que no haya personas que vivan con menor dignidad, sino que cada uno ha de aportar para que todo esté al servicio y la ayuda de todos: no es justo que uno tenga muchas cosas que no necesita y utiliza y otros carezcan de lo necesario e imprescindible.

Todos, pues, sintamos el compromiso de la fe que nos lleva a ser coherentes en la buna ordenación del mundo, de modo que aplicando las correctas medias técnicas, económicas y políticas, pero sobre todo con el compromiso de luchar todos contra el hambre, hagamos un trabajo serio para acabar con el hambre en el mundo. El Beato Pablo VI (PP 66) nos señalaba que la causa más importante del subdesarrollo, y por tanto del hambre de muchas personas es «la falta de fraternidad entre los hombres y entre los pueblos». Hemos de ser fraternos y vivir la fraternidad como un compromiso hacia todos pero muy grande con los necesitados.

Este domingo. Primer Domingo de Cuaresma, las colectas de las parroquias y capillas están destinadas a Manos Unidas, que así podrán llevar a cabo los proyectos confiados. Una llamada, pues, a ser generosos este domingo en las colectas de los templos. Pero no sólo eso una vez al año y basta: seamos conscientes de que hemos de seguir luchando contra el hambre en el mundo y uno de los buenos medios es colaborar, ser voluntario de Manos Unidas. Si nuestra Manos Unidas diocesana es mayor, es más grande, podrá dar más frutos, podrá ayudar más aún a todos nuestros hermanos del mundo, de forma que, como Dios quiere, tengan el alimento de cada día.