Al alba y con tiempo duro de levante...con fuerte levante, 35 nudos de viento, salieron cinco helicópteros, tres helicópteros Coughar que transportaban dos equipos de operaciones especiales, con un total de 28 soldados que llegaron a la isla Perejil, y otros dos helicópteros Bolkov que se quedaron sobrevolando la zona en misiones de apoyo...». Las palabras del ex ministro Federico Trillo relatando la acción del Ejército español levantaron una gran polvareda y fue motivo de chanza durante un largo tiempo. Corrían los años de la ‘crispación’.

Ahora vivimos los tiempos de la ‘transparencia’, pero casi nada ha cambiado. Los gobiernos de la ‘transparencia’ son transparentes aunque informen a cabra pasada. ¡Manda huevos! que diría Trillo. Así, el Govern informó de la ‘cafrería’ en es Vedrà una vez fueron abatidas las cabras. También fue al alba, posiblemente hiciese levante, pero solo hicieron falta un par de técnicos armados con fusil para ejecutar la Operación es Vedrà. Luego vino la respuesta del conseller Miguel Vericad cargando contra el mensajero y asumiendo parte de la responsabilidad que debía recaer sobre el conseller de Medi Ambient, Vicenç Vidal, y de la directora general de Espais Naturals, Caterina Amengual. Las movilizaciones ciudadanas casi no hicieron mella en un gobierno insular que, en según que materia, recurre a la consulta popular. En otras cuestiones está visto que impera la política de hechos consumados.

El pasado domingo nos enterábamos de que en es Vedrà quedaban cabras vivas. Como era previsible, el Govern se mantuvo en su particular sostenella y no enmendalla. El viernes, medio centenar de personas se manifestaron ante el Consell. El president Torres reconoció que la actuación en es Vedrà «ha herido la sensibilidad de muchas personas». Vericad guardó silencio sabedor de que su papel en esta crisis ha tenido más sombras que luces.