Cuaresma que estamos viviendo en estos 40 días, comenzando el pasado 10 de febrero, nos prepara para vivir y celebrar la pasión, muerte y resurrección de Jesús, acontecimientos que promueven nuestra salvación, ahora en la tierra y después en el cielo. Pensando, recordando, reflexionando y reviviendo estos hechos nos encontramos con personajes que forman parte de esos acontecimientos y que ciertamente aportan a nuestra vida tantas buenas enseñanzas.

En este proceso, pues, que procuro vivir en este tiempo, quiero compartir con vosotros, estimados lectores de mis humildes pero sinceros artículos semanales en el Periódico de Ibiza, la reflexión que en estos días he tenido sobre un personaje al que los Evangelios dedican solo unos pocos versículos: el Buen Ladrón.

Según los evangelios dos malhechores fueron crucificados al mismo tiempo que Jesús de Nazaret, uno a su derecha y otro a su izquierda. Según el evangelio de San Mateo, ambos se burlaron al principio de Jesús; sin embargo, el evangelio de San Lucas menciona que mientras uno de los malhechores colgados lo insultaba y le decía: ¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti y a nosotros. El otro le reprendió diciéndole: Y tú, que sufres la misma pena, ¿no respetas a Dios? Lo nuestro es justo, pues recibimos la paga de nuestros delitos; éste en cambio no ha cometido ningún crimen. A ello este ladrón añadió: Jesús: Cuando llegues a tu reino acuérdate de mí. Jesús le contestó: Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso.

Aunque ninguno de los evangelios canónicos menciona el nombre de los dos ladrones, en algunos evangelios apócrifos el Buen Ladrón es llamado Dimas, y su festividad se coloca el 25 de marzo.

Se trata de un personaje que aunque tiene esa cita en el Evangelio, es muy desconocido y olvidado por la mayoría de la gente. Y sin embargo nos deja un gran mensaje: es un beneficiado del amor misericordioso de Cristo, que confiándose al Señor, acogió el perdón y así pudo acceder al Paraíso, a la vida eterna feliz.

Con la historia que nos dejan los Evangelios vemos en este personaje cómo Dios quiere salvar a todos, absolutamente a todos: Dios busca, encuentra y ofrece su perdón al pecador arrepentido. Además es un personaje que busca a Cristo por medio del arrepentimiento y de la confianza y así puede desde entonces estar con Cristo para siempre. Así, es un santo, el primer santo canonizado, canonizado por el mismo Jesús, y como todos los santos puede interceder por nosotros, ayudándonos a confiar siempre en el incansable amor Misericordioso de Cristo, a dejarnos acoger siempre por Él.

Cuando rezamos el breviario, curiosamente nos encontramos con una oración en el viernes de la segunda semana del tiempo ordinario, hora nona, que dice: «Señor Jesucristo, que, colgado en la cruz, diste al ladrón arrepentido el reino eterno, míranos a nosotros, que, como él, confesamos nuestras culpas, y concédenos poder entrar también, como él, después de la muerte, en el paraíso. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos”.

Con esta historia podemos ver que Dios llama a todos sus hijos, saliendo a su encuentro de todas las formas de modo que les pueda anunciar su Amor Misericordioso.

En este Año Jubilar de la Misericordia, pues, el Buen Ladrón nos deja el mensaje que la Misericordia, del perdón y de la salvación que Dios quiere ofrecer a todos. Si como aquel personaje lo acogemos podremos recibir la salvación que Dios nos quiere dar y así tendremos la alegría de escuchar un día, cuando rindamos cuentas de nuestra vida en la tierra la misma promesa que recibió aquel personaje: «Hoy estarás conmigo en el Paraíso».